Yo Campesino / Manipulador
• El ganso somete a sus corcholatas a un juego perverso de sucesión que lo divierte
Miguel A. Rocha Valencia
En fila y fieles al pastor, los suspirantes a sucederlo, se alinean y preparan arsenales para destruirse a ellos mismos en lo que será un vano intento por ganar una encuesta donde será el mismo ganso quien decida primero, si deja el cargo y segundo si decide bajarse por las buenas, cuál de sus corcholatas le garantiza total impunidad.
Y como no hay aspirante visible de la oposición contra el cual irse, buscarán congraciarse con el amo y sublimarán sus estrategias para descarrilar al “compañero”. Porque como lo dice el inventor de la 4T, en ese movimiento la meritocracia y la preparación no son esenciales para ganarse una candidatura sino en todo caso la fidelidad ciega al líder.
De tal suerte que Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum, fichas oficiales de los morenacos, buscarán más que resultados para el país y los mexicanos, conseguir el mayor índice de satisfacción para el ganso.
Ricardo Monreal Ávila se cuece aparte, intenta al menos en lo público satisfacer a quien descaradamente se alzó como el gran elector, pero al mismo tiempo sostener una plataforma política sin calcas ni copias, sino con cierta independencia, donde esgrime como atributos el diálogo con los de enfrente antes que la confrontación, descalificación y ofensas.
Todo lo contrario a los argumentos de la regenta de la Ciudad de México quien de plano se despersonalizó cuando el profeta la nombró e intenta mimetizarse con el redentor incluso en los calificativos, actitudes desafiantes, autoritarias y violadoras de la legalidad. Pero sobre todo, se exhibe como déspota soberbia.
Frente a esto, la oposición se mantiene hermética, no saca las uñas y por lo visto, los golpes del dueño de palacio Nacional, lejos de debilitarlos los fortalece, pero para muchos se están tardando en elegir y posición un candidato de unidad o al menos mostrar algunas cartas interesantes.
No hacerlo, sería también estrategia opositora para que no se sumen las corcholatas del profeta cuatrotero y se le vayan encima o incluso el poder del gobierno lo persiga, desacredite o trate de encarcelarlo (a).
Por lo pronto aunque ya van tarde, evitan el desgaste de un candidato (a) de unidad con posibilidades de dar pelea y muestre en el camino, el tamaño suficiente para librar la andanada de suciedad que le llegará desde Morena, pues esa es su estrategia.
Pero más allá de esas “sesudas” lucubraciones está la perversidad de un mesías que disfruta de sus “10 bateadores arriba de 500” con los cuales juega, los enfrenta y los hace soñar con posibilidades que sólo él sabe hasta dónde son ciertas y de qué dependen. La principal condición para los soñadores es que el dueño de la pelota la quiera soltar.
Con ellos se divierte y logra salirse de la suma de fracasos que conforman su “administración”, como lo es el aeropuerto de Santa Lucía, donde ya vio que las aerolíneas no se quieren mudar y ante ello, por decretazo y el chantaje, les cerrará operaciones en el Internacional de la Ciudad de México.
De tal suerte que se puede producir una crisis porque, por las buenas, las compañías de aviación no se van a mudar. Las obligará cortando al menos 16 operaciones por hora en el AICM, ya que pretextando saturación, las recortará de 16 a 50 por hora.
Lejos están loa días en que presumía que el de Santa Lucía sería demandado y querido. Aun así, los vuelos internacionales no se irán a una terminal sin certificación, inviable y que de acuerdo con los expertos, en la medida del aumento en sus frecuencias, se correrá el riesgo de una tragedia, sólo evitable en la medida de no insistir en operaciones simultáneas con el AICM. El riesgo es muy grande, ojalá no ocurra nada y si así fuera la culpa la tendrán los neoliberales, los enemigos de la 4T.
Total que entre fracasos, ocurrencias y venganzas, el caudillo de Tepetitán jala reflectores. Con sus más de 72 mil mentiras mañaneras, sus nada claras relaciones con el crimen organizado, la militarización, abusos del poder y falta de resultados, lo tienen en el ojo de propios y extraños. Da la impresión de que el Peje más que la presidencia, se juega la libertad.