* La candidata a la gubernatura de Hidalgo, rememoró a las mujeres que a lo largo de la historia del país ha luchado por la reivindicación femenina como Rosario Castellanos y la primera gobernadora, Griselda Álvarez
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
La política nacional tiene nombres que en los tiempos recientes se olvidan: Griselda Álvarez Ponce de León, Rosario Castellanos, Amalia Caballero de Castillo Ledón, Margarita García Flores. En sus tiempos, no había “equidad de género”, ni cuotas ni nada de eso: se colocaron en los primeros planos porque fue imposible cerrarles el paso. El peso de su personalidad, forjado a base de trabajo sólido, con prestigio labrado con méritos indiscutibles.
Fueron mujeres poderosas cuando no había movimientos feministas (tan solo en Europa y Estados Unidos, y precarios). Inclusive, todavía en la década de los 60 del siglo pasado, una mujer profesionista (salvo maestras, y con asegunes), no era del todo bien vista, mucho menos en la política. (¡Y por las mismas mujeres!).
La trayectoria de Carolina Viggiano Austria puede considerarse heredera de aquellas mujeres prototípicas, las que escalaron puestos en la vida política, social y literaria. De las que se abrieron paso con decisión, talento, coraje, sin importar tropiezos, intrigas, desprecios.
La candidata de “Va por Hidalgo” llegó a la postulación a la gubernatura de Hidalgo porque en los partidos coaligados no se pudo —si acaso buscaron— encontrar argumentos en contra de su nominación.
En rigor, aunque en estos tiempos suena “políticamente incorrecto”, el suyo no fue un caso de “equidad de género”, sino simplemente de una candidatura obligada, porque la personalidad de Carolina resultó tan fuerte por sí misma, por su experiencia y talento probados en centenas de debates parlamentarios, en su trabajo con las bases del PRI pero en general con la población de la entidad y su sólida preparación como parlamentaria y mujer dedicada a la política en la versión de servicio, y nada más.
Nacida en Tepehuacán, en el seno de una familia de mucha tradición, de hecho, Carolina “olió” la política prácticamente desde la infancia. Estudió derecho en la Universidad Panamericana campus Hidalgo e hizo especializaciones en civil y procesal en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, y maestría en la Universidad George Washington, en EU.
Fue diputada local (1996-1999) y tres veces diputada federal (2000-2003, 2009-2012 y 2015-2018), y Secretaria General del CEN del PRI.
En su paso por las cámaras estatal y federal, así como su actividad política partidista, se ha dotado de enorme experiencia administrativa y de gestión social, además de sólidos reconocimientos en la población de la entidad.
Fue postulada por la coalición PRI-PAN-PRD por ser una mujer que ha trascendido en el ámbito social y político y por la experiencia acumulada en una carrera provechosa, compitiendo frente a frente en todos los campos, sin que tuviese qué hacer valer su condición de mujer. sino los méritos profesionales y sociales en la balanza.
¿Por qué podría llagar —Viggiano—de forma totalmente natural a la gubernatura? Pues podría como el destino que comenzó a forjar desde sus inicios, en sus recorridos por todos los municipios y pueblos y en contacto con la realidad del estado.