La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El Nuevo PRI es la señal de los últimos tiempos para la llegada del mesías tropical
En cierta ocasión, el ex mandatario de un estado del sureste al que apodan el tío, congregó a un grupo de estrategas para llevarlos con el entonces gobernador electo de Campeche, Alejandro ‘Alito’ Moreno, el objetivo era ayudarlo a conformar su plan de gobierno.
Con sutileza, el convocante soltó en corto a uno de los invitados: en lo que le propongas, no utilices palabras complejas, conceptos rebuscados, Alito es muy elemental.
En efecto, el destacado representante de lo que en su momento se dio en llamar el Nuevo PRI, es un hombre primario incapaz de entender que, en las circunstancias actuales, debe cuidar muy bien lo que habla, sobre todo, si lo hace por teléfono.
No obstante, el dirigente del tricolor, se da el lujo de soltar este tipo de sandeces: “Yo siempre lo he dicho, al hijueputa que se pase de verga, una verguiza salvaje. A los periodistas no hay que matarlos a balazos, papá, hay que matarlos de hambre”.
Desde luego, el finísimo político alega que se trata de guerra sucia, que los audios están editados y que el de la voz no es él, lugares comunes del que es sorprendido in fraganti.
En cualquier sentido, el campechano es un estorbo, apesta, en particular si se trabaja en la conformación de un pretendido bloque opositor: ¿qué carambas puede aportar un hombre tan cuestionado?
Así pues, Moreno Cárdenas ya ingresó a la galería de personajes impresentables, en la cual tienen lugar preponderante el góber precioso, Ricardo Anaya, René Bejarano y otros que se movilizan con un amparo en el portafolio.
Esperemos que el aludido haga mutis por sí mismo, no vaya ser que si no entiende le pidan a su tocayo Gertz que lo convenza, elementos existen y de sobra.