-Victor Roccas.
Hasta el día de hoy estimado lector he intentado explicar lo que considero es la debacle social y política en México iniciada hace ya décadas, lamentablemente parece mis argumentos no han sido lo suficientemente sólidos y pasan como una curiosidad o como una aportación biliar ante lo que igualmente considero la obnubilación de la fe y esperanza.
E igualmente debo aceptarlo no han sido pocas las veces que politiquillos y grilla mexicana han arrancado de mi léxico las más atropelladas y vulgares expresiones, pero no me arrepiento, eso es un hecho.
No solo ha sido constatar, sino experimentar y sufrir el dominio de un sistema democrático falso pero además indecente aunado a la arrogancia de politiquillos todos que han convertido a esta sociedad, a este país, en su coto personal de caza y dominio feudal implementando y perfeccionando una línea de ensamblaje infernal llamada sistema electoral y partidos en el cual ellos mismos dictan la necesidad, el diseño, la producción y el valor de cada manufactura que surge de esa indignante y falsaria democracia que abanderan como necesaria e irreemplazable.
Hoy sigo sorprendido por la incapacidad de muchos ciudadanos para ejercer una crítica firme, una reflexión sincera de la evolución de estos 3 años de la llamada cuarta transformación. Sorprende también que cualquier atisbo de razonamiento y pensamiento “libre” es arrollado por una especie de gran marea de golpeteo, enfrentamiento e histeria colectiva que acompaña cual grito de batalla todo aquel señalamiento que sea menester expresar hacia el gobierno, hacia el presidente o peor aún hacia el partido en el poder y sus entenados.
Mas que un estado parece “el pueblo” actúa, en una gigantesca cancha deportiva, como hinchada descontrolada ante una gesta más vulgar que deportiva en donde se enfrentan equipos de “rudos contra técnicos”, resultando ser todos los jugadores corruptos, mentirosos, truculentos, nefastos pero sobre todo excelentes manipuladores de la ignorancia generalizada exacerbando pasiones del populacho.
Menester apuntar la ignorancia no solo implica no conocer, saber algo, también implica no hacer caso, evadir, desdeñar. Y esa ha sido la más importante razón por la cual esta sociedad sigue decayendo.
Se sigue ignorando por falta de información, o distractores, cuestiones tan elementales como los derechos constitucionales que amparan y sujetan a cada ciudadano e igualmente los derechos universales del hombre que obligan y responsabilizan a cada administración con su población entera sin discriminación, sean o no afines, hayan o no votado por ellos.
Empero peor es la manera en que se ignoran los aciagos acontecimientos sociales, políticos, económicos de nuestra historia reciente, se ignora el hecho de que el sistema electoral jamás a servido para otra cosa que justificar el poder al turno cuando así conviene a los intereses de la política sucia o grilla en México, y hoy con MORENA en el poder tal circunstancia no ha cambiado, por ejemplo aplaudiendo cuando el muy corruptible (¿Verdad Sr. Bartlett?) Instituto Federal Electotral antes Comisión Federal Electoral y ahora Instituto Nacional Electoral decide a su favor y denostando al actual INE cuando las circunstancias no favorecen al poder del gobierno.
Ignorar el pasado real de cada politiquillo lanzando literalmente mierda al politiquillo del garito de enfrente como fórmula o evidencia de la capacidad política dentro del gremio político mexicano, nada más repugnante reconocer que tales politiquillos de mierda son capaces incluso de hacer lo correcto para alcanzar popularidad electoral como tantos ejemplos existen de evidencia de audios, videos y documentos circulando en el drenaje de la partidocracia sin importar la filiación o nombre del partido.
Y aún así se prefiere ignorar sendas pruebas y señales que apuntan a dirigencias corruptas, liderazgos mercenarios, la política como dogma y el desprecio total por el ciudadano común así como la irresponsabilidad total para servir y garantizar bienestar integral a cada habitante en este país.
Se ignora que al votar con tanta superficialidad por un individuo como “gobernante”, no solo condenamos a la sociedad a un contrato forzoso de ocurrencias y nuevos apetitos individuales esgrimidos por personalidades criminales del pasado, nos esclavizamos a una nueva descendencia de parásitos y depredadores sin el más mínimo apego ya no se diga al moralino concepto de prójimo sino a la vida ajena.
Ignoran quienes votan que una vez los han empoderado mediante un acto totalmente carente de reflexión, razón, juicio, escrutinio, análisis, es mas, un acto dirigido específicamente a la muchedumbre carente de consciencia y responsabilidad pues está sumergida en visceralidad, mentiras propagandísticas, sucias campañas, falsas promesas y señuelos inverosímiles como la fe y la esperanza, los candidatos que no se eligen por voto sino por la voluntad e imposición del partido para dedicarse en cuerpo, en alma, a fortalecer ese malsano sistema de selección y elección partidista y electoral.
De hecho, hoy es más evidente que antes, este gobierno trabaja solamente con el propósito de llegar a cada elección por venir con un colorido ramillete de promesas muertas, de actos totalmente cuestionables, un alto índice de popularidad, gráficos representativos de felicidad, alegría, etc, y con una cara dura que no les avergüenza en lo más mínimo.
Así afinaron el sufragio como el juego de “ponle la cola al burro”, con una venda en los ojos, literalmente mareados, atendiendo consejos de querientes y malquerientes, siguiendo el griterío histérico de otros participantes y sobre todo aturdidos, ebrios de satisfacción por ser por unos minutos el centro de las miradas, pero totalmente extraviados en el espacio ciego del cuál ignoramos realidad más allá de las vendas que cubren los ojos y las verdades, mentiras y promesas que endulzan el oido.
Al final ignoramos tal manipulación fue un engaño colosal porque nos conformamos con una palmadita en la espalda y un aplauso emotivo de los organizadores del juego en el que se participa de manera tan noble pero sumisa.
De tal forma seguimos ignorando que al concurrir en este proceso nos condenamos al dominio de bestias inhumanas y voraces que a su vez condenarán a nuestras futuras generaciones de niños, adolescentes y jóvenes a la misma ignorancia y desdén en aras de la cacareada participación cívica pero siempre totalmente a ciegas.
Por todo ello no resulta sorprendente que todos, absolutamente todos lo mierdas politiquillos en este pinche país de irresponsabilidad, corrupción e impunidad, incluido el mismo presidente desde su posición de ejecutivo, hagan llamados reiterados, constantes a votar y apoyar a ¡sus corcholatas o destapados! sin importar que tales opciones sean funestas, individuos impresentables, corruptos, criminales inequívocos pero ungidos por el poder que con cinismo les defiende y proclama como candidatos dignos de una democracia moderna amamantada por la partidocracia.
Seguramente, como en anteriores escritos de un servidor, habrá quien considere lo aquí vertido no aporta algo ni al menos valdrá la pena leer el primer renglón, pero siendo muy sincero y a estas alturas de mi vida, me conformo con expresar libremente mi pensamiento en espera de que a alguien lea esto hasta el final, lo cual en el peor de los casos podría significar de tanto valor como acudir a votar.
-V.Roccas.