* En manos de los más de dos millones de electores que conforman el padrón electoral estará la decisión para determinar al ganador que gobernará el estado los próximos seis años; muchos jóvenes acudirán a las urnas por primera ocasión y como sociedad debe esperarse una civilidad de parte de los partidos contendientes para respetar el voto ciudadano y no judicializar la elección con conflictos poselectorales
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Este domingo cinco de junio, los dos millones 248 mil 693 hidalguenses registrados en el padrón electoral del Estado, podrán ejercer de manera libre su derecho a votar y elegir la opción que les haya convencido en las recién concluidas campañas electorales.
Sufragar es la expresión del poder ciudadano para consolidar la democracia, poderosa razón por la que todos debemos ejercer este derecho para hacer saber a la clase gobernante, sin distinción de partidos, que al cruzar una boleta todos y cada uno de los hidalguenses les expresamos un voto de confianza pero también la responsabilidad de gobernar para todos una vez que el proceso electoral concluya.
Importante señalar que gran parte del electorado que acudirá por primera vez a las urnas son jóvenes que con su participación serán el reflejo del interés que motivaron en ellos los diversos candidatos.
México apunta a ser un país de jóvenes, pero también una población de adultos mayores que en la presente década crecerá en un importante número, lo que habla también de la urgente necesidad de que los diversos partidos y expresiones políticas alienten un relevo generacional porque el mañana les pertenece a aquellos que cruzarán por primera vez una boleta electoral.
Sea cual sea el ganador, no debe perderse de vista que ante todo debe reinar la civilidad política para aceptar el triunfo o la derrota porque la sociedad está cansada de que su voto sea judicializado o empleado como arma de presión para abonar conflictos poselectorales.
México, y en este caso Hidalgo, deben ser ejemplo de esta madurez democrática que implica la ética política de ganar o perder en buena lid. El estado requiere de la urgente atención de problemas sociales como la inseguridad y el fortalecimiento económico de muchas regiones cuyos habitantes sufrieron con mayor rigor los efectos negativos a sus ingresos por la pandemia.
Somos un estado con vastos recursos naturales pero con una población indígena y campesina en pobreza; en las zonas urbanas en constante crecimiento, la población económicamente activa que se suma cada año al mercado laboral, en su mayoría jóvenes, requiere de oportunidades de empleo.
Muchos son los problemas que enfrentamos, pero si la próxima administración trabaja de la mano con los diversos sectores sociales a través del diálogo, el entendimiento y el mutuo acuerdo, las soluciones podrán materializarse por el bien de todos.
Por eso es importante que este domingo, salgamos todos a votar.