La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La ruizcortinada consistirá en aplicarle un veto de confianza
En el imaginario popular, la frase como ‘cuchillito de palo’ significa: no corta, pero como chinga. Justamente, es la sensación que tiene el góber Cuitláhuac García, con la constante presencia del diputado Sergio Gutiérrez, en el territorio y los quehaceres de Veracruz.
Por más que el Cui y su colaborador estrella, Eric Cisneros, han lanzado diatribas contra el legislador, diciéndole desde desconocido hasta mequetrefe, el istmeño no se arredra y sigue haciendo proselitismo, en busca de echarle a perder la sucesión a la 4T jarocha.
Al parecer, el malestar por el protagonismo mediático de Sergio, ha sido comentado con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, sin embargo, el tabasqueño al más puro estilo del patrón con las feministas, ni los ve ni los oye, lo cual lleva un mensaje implícito.
Lo más seguro es que, cuando el mandatario se entera de las andanzas del descarriado aspirante, hace unos entripados épicos, pero ni hablar, este es un asunto que no puede resolver ni la súper fiscala, ya que, de intentarlo, acabarían de desatar a los demonios.
Así pues, el ajonjolí de todos los moles, continuará con su periplo pidiendo a todos los políticos ubicados en la RENATA que lo hagan suyo, bajo la yuridiana promesa de que siempre vendrán tiempos mejores.
Mientras tanto, en las noches de insomnio, Cuitláhuac no deja de darse ánimos: total, tengo mano a la hora de elegir, el jefe hasta me comparó con don Adolfo Ruiz Cortines.
En efecto, el cebollazo fue público, pero lo que no entiende que no entiende, es que debe leer la anécdota de Gilberto Flores Muñoz, así no necesitará que le expliquen la famosa expresión: ¡perdimos pollo!