DIARIO DE ANTHONY
9: 00 p.m. Ayer ha muerto Cristo en la cruz; ¡ay! ¡Pobrecito! Y creo que hoy en la madrugada debe de resucitar… ¡Bien por él! “Bienaventurados los corruptos de espíritu, ¡poque de ellos es el reino de este chingado país!”
Ayer he leído a Joselito Saramaguito, y su librito, creo, me ha decepcionado. Pero, en fin, ¡qué puedo objetar yo, un pobre de todo, ante un nobel como él! Quisiera explicarlo, pero creo que no puedo. Solamente al final está lo bueno, cuando Jesús se reúne con Dios y con el Diablo; ¡nada más! Ah, y también donde María Magdalena da a entender que AMÓ a Jesús de verdad. Una ex puta que conoció en Jesús lo más hermoso: el amor verdadero.
No quiero nada, ya no quiero la presunción. Pienso y… Creo que podría decir que todo lo hermoso del libro y de la historia radica en el amor de ella para con Jesús.
No puedo ser un crítico, porque NO tengo estudios. Por el otro lado, aunque lo fuese o tuviese las herramientas para hacer critica, creo que igual me daría mucha flojera. Y es que ¡cómo chingados podría juzgar todos los giros morales de una cuestión! Que si esto o lo otro, que si aquello es esto o lo otro… bla bla bla.
¡Qué me pasa? No lo sé. Pero tengo “miedo” … De repente, al dejar de escribir, recordé: “Hay muchísima “soledad” en la vida de aquel pobre carpintero que Saramago ha creado”. No es un hombre “talentoso”, sino que alguien muy mediocre, alguien que sólo construye cosas de madera de una forma muy rustica. ¡Esto me dio mucho miedo!
Creo que me habría gustado mucho que Saramago construyese a un José, como yo lo quería. ¿Cómo es eso? ¡No lo sé! Tal vez y… Tal vez y… Tal vez y no a un tipo rico, pero sí a alguien muy culto y… Bueno; de serlo así, José no habría sido el José de Saramago.
Un tipo autosuficiente, “fuerte” en todos los sentidos. El ideal de futuro padre…, pero se me está olvidando que él apenas y tiene como veinte años, sino es que menos. Así que aún no ha madurado. Por lo tanto, no es más que un mocoso, un chico de menos de veinte años -en el libro tiene unos ¿18?, y María, su mujer, unos ¿16? Ya no lo recuerdo.
Dios es malo, ¡malísimo! Es él el mismo Diablo. Pobre Jesús… Al final me gusta que Saramago haya escrito: “HOMBRES, PERDÓNENLO, PORQUE ÉL NO SABE LO QUE HIZO”.
Recuerdo que una vez yo escribí: “PADRE, perdónalos… ¡porque son más imbéciles que tú!” Dios, creador de los humanos, era más imbécil que las criaturas que él había creado… Al ver o mirar cómo el hombre se destruye así mismo… Bueno. Reflexioné todo esto anterior en una época en que mi misantropía era, digamos que, muy fuerte.
¡Siempre y siempre me gustó lo exagerado, cosas que tal vez NADIE más podría entender o sentir! Y en este libro hay unas líneas que realmente pareciesen ser dichas por dos seres humanos de verdad: Jesús y María (su novia) Dos personas “intensas”, que, como yo, se dicen cosas “exageradas”. ¡Es lo más hermosísimo!
“Después de que Lázaro muriera, la pena y la tristeza de Jesús fueron tales que, una noche, bajo las sábanas que tapaban nuestra desnudez, le dije: No puedo alcanzarte donde estás porque te has encerrado tras una puerta que no es para fuerzas humanas, y él dijo, sollozo y gemido de animal que se esconde para sufrir: Aunque no puedas entrar, no te partes de mí, tenme siempre tendida la mano incluso cuando no puedas verme, sino lo hicieras me olvidaría de la vida, o ella me olvidaría a mí.
(Pero qué palabras tan bellas y hermosas, que encierran, podría yo decir, toda la sabiduría de una humanidad. Un hombre destrozado interiormente, y una mujer que sabe que ya no puede “llegar hasta él” Me suena un poco a las partes hermosas que Michael Ende escribió en su Historia Interminable…)
“Y cuando, pasados algunos días, Jesús fue a reunirse con los discípulos, yo, que caminaba a su lado, le dije: Miraré tu sombra si no quieres que te mire a ti, y él me respondió: Quiero estar donde está mi sombra si allí es donde están tus ojos”.
“Nos amábamos y nos decíamos palabras como éstas, no sólo por ser bellas y verdaderas, si es posible que sean una cosa y la otra al mismo tiempo, sino porque presentíamos que el tiempo de las sombras estaba llegando y era necesario que comenzásemos a acostumbrarnos, todavía juntos, a la oscuridad de la ausencia definitiva…”
(¡Pero qué palabras dichas por María! Ella, que ya sabía que lo inevitable estaba pronto por asomarse ante su vida, y que, después de eso, Jesús, su hombre amado, desaparecería para siempre… No puedo evitar temblar ante tantas frases sublimes, que, como siempre, solamente en un libro se podían LEER Y ENCONTRAR…. Porque en esta vida real, jamás existiría ¡ALGO ASÍ!)
Anthony Smart
Marzo/31/2018