La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Llegamos a la Verdad Histórica por inferencia: Peña es intocable
Ayer lo dijimos y lo confirmó el presidente López Obrador: la detención de Jesús Murillo Karam y otros 83 personajes a los que se libró orden de aprehensión (policías municipales, militares de bajo rango y funcionarios estatales de Guerrero), es un asunto de carácter político, no de procuración de justicia.
Así lo dejó entrever el Tlatoani, cuando señaló que ni Peña, ni Cienfuegos están inculpados, que García Harfuch no participó en la construcción de la ‘Verdad Histórica’ y que saldrán muchos nombres en las indagatorias, sin embargo, esto no significa mayor cosa.
Desde luego, la constante entre muchos analistas en los medios (varios proclives a la 4T, como Lorenzo Meyer), consistió en preguntar si se revisará a fondo la participación del Ejército y la Marina en la desaparición de los estudiantes y al parecer, la respuesta es: NO.
Insistimos, si Alejandro Encinas habla de un ‘crimen de Estado’, en la configuración del delito debió participar el máximo representante del mismo, que es nada menos que el presidente de la República o qué ¿se la pasaron de ‘humo’?
Además, surge otras preguntas ¿no sabían los titulares de la Defensa y la Marina lo que hacían sus subalternos en Guerrero? ¿A quiénes se buscó encubrir con la manipulación de los hechos? ¿fue una ‘volada’ de Murillo? ¡Por Dios!
En este sentido, el informe de Encinas y la acciones de la FGR entran en contradicción: el ex procurador no se mandaba solo, por lo tanto, Peña tendría que ser llamado a declarar.
Ni hablar, esperemos estar equivocados, pero todo apunta a que será otro gran montaje.