Francisco Gómez Maza
• El reto: Equilibrar el impulso a la economía con la lucha contra la alta inflación; todo un panorama complejo
• Desventajas: bajo crecimiento, alta inflación globales; escaso comercio, dólar sobrevaluado y duras condiciones financieras
La economía mexicana, acosada por fuertes restricciones macroeconómicas, particularmente la ausencia de inversiones privadas suficientes, como el resto de las economías de América Latina, motivada en buena medida por los coletazos de la pandemia de coronavirus y la situación de la bélica geopolítica global, sólo crecerá este año, cuando mucho, a los niveles en que lo hizo durante los tiempos del neoliberalismo económico, practicado por los gobiernos del PRI y del PAN, como lo reportamos en entregas anteriores.
La diferencia es que, ahora, el reporte es de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), entidad de las Naciones Unidas que presentó este martes 23 de agosto, en Santiago, Chile, el Estudio Económico de América Latina y El Caribe 2022.
El crecimiento del producto mexicano, de 1.9 por ciento, quedará lejos del 2.6 por ciento en que crecerá la economía de Sud América y del crecimiento de las economías centroamericanas y El Caribe, de acuerdo con proyecciones de la CEPAL.
El contexto del muy magro crecimiento de México y de las economías latinoamericanas, en medio de la pandemia del Coronavirus, que cogió a medio mundo con las manos en el gozne de la puerta, es de fuertes restricciones macroeconómicas como la debilidad de las inversiones productivas, señala la CEPAL en el Estudio.
La Comisión enfatiza la dinámica y desafíos de la inversión para impulsar una recuperación sostenible e inclusiva, en el cual proyecta un crecimiento económico (de América Latina y El Caribe), para el presente año, de 2.7% promedio, en un contexto de fuertes restricciones macroeconómicas que están golpeando a las economías de la región.
Una secuencia de crisis – asegura la CEPAL en el documento-ha llevado al escenario de bajo crecimiento y aceleración inflacionaria, que presenta la economía global lo que, junto al menor crecimiento del comercio, la apreciación del dólar y el endurecimiento de las condiciones financieras globales, afectarán negativamente a los países de América Latina y El Caribe.
El informe de la CEPAL recalca que, más allá de la dinámica del ciclo económico, el bajo crecimiento de la inversión en las últimas tres décadas se ha transformado en una limitante estructural del desarrollo. Por lo que reactivar la dinámica de inversión es central para un crecimiento sostenible e inclusivo, ya que la inversión es el puente entre el corto y mediano plazos y es esencial para hacer frente al cambio climático.
La CEPAL hace el recuento:
Entre 1951 y 1979, la formación bruta de capital fijo (inversión), en términos reales, creció en promedio un 5.9% anual, mientras que, entre 1990 y 2021, la tasa de crecimiento promedio de la inversión fue de sólo 2.9% anual. Un profundo abismo.
En esta tesitura, los países de América Latina y El Caribe (incluido México) tienen, ante sí, un panorama económico complejo en 2022 y en los años venideros.
Al menor crecimiento económico se suman las fuertes presiones inflacionarias, el bajo dinamismo de la creación de empleos, las caídas de la inversión y las crecientes demandas sociales.
Esta situación se ha traducido en grandes desafíos para la política macroeconómica, que debe conciliar políticas que impulsen la reactivación económica con políticas dirigidas a controlar la inflación y dar sostenibilidad a las finanzas públicas.
Reconoce la CEPAL que, al complejo escenario interno de la región, se agrega un escenario internacional en donde la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania ha ocasionado crecientes tensiones geopolíticas, menor dinamismo del crecimiento económico global, menor disponibilidad de alimentos y aumentos del precio de la energía, que han incrementado las presiones inflacionarias que venían produciéndose como resultado de los choques de oferta generados por la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19).
La CEPAL proyecta que América del Sur crecerá un 2.6% (en comparación con un 6.9% en 2021); el grupo conformado por Centroamérica y México, 2.5% (en comparación con un 5.7% en 2021) y El Caribe —la única subregión que crecerá más que en 2021— 4.7%, sin incluir Guyana (en comparación con un 4.0% en el año anterior).
También el conflicto en Ucrania intensificó la dinámica al alza que los precios de productos básicos ya presentaban, desde la segunda mitad de 2020, haciendo que algunos de estos alcancen niveles históricos, dice el informe. Para el promedio de la región, el efecto es mixto, y proyecta una caída del 7% de los términos de intercambio de productos básicos.
La inflación, por su parte, ha seguido aumentando, colocándose en un promedio regional de 8.4% a junio de 2022, que equivale a más del doble del valor promedio registrado en el período 2005-2019.
A nivel subregional, se observa que en junio de 2022 las economías de América del Sur presentaban, en promedio, el mayor nivel de inflación (8.8%), seguidas por las economías del grupo conformado por Centroamérica y México (7.5%) y las de El Caribe de habla inglesa (7.3%), lo cual ha derivado en que los bancos centrales aumenten sus tasas de política monetaria y reduzcan los agregados monetarios.
Simultáneamente, advierte la CEPAL, la desaceleración de la actividad económica está restringiendo la recuperación de los mercados laborales, en especial para las mujeres: Mientras que la tasa de desocupación masculina pasó del 10.4%, a fines del segundo trimestre de 2020. al 6.9% a fines del primer trimestre de 2022, presentando una reducción de 3.5 puntos porcentuales, la tasa de desocupación femenina registró una disminución de 2.1 puntos porcentuales en el mismo periodo, al pasar del 12.1% al 10.0%.
Asimismo, a fines del primer trimestre de 2022, la tasa de participación laboral femenina (51.4%) presenta un rezago mayor que la tasa de participación masculina (74.2%). Este rezago de la reincorporación de las mujeres en el mercado laboral está condicionado por el atraso en la recuperación de sectores económicos que concentran el empleo femenino y por el aumento de la necesidad de cuidados, manifestado con fuerza tras el inicio de la pandemia.
La CEPAL recalca que, más allá de la dinámica del ciclo económico, el bajo crecimiento de la inversión, en las últimas tres décadas, se ha transformado en una limitante estructural del desarrollo, por lo que reactivar la dinámica de inversión es central para un crecimiento sostenible e inclusivo.
Entre 1951 y 1979, la formación bruta de capital fijo (inversión), en términos reales, creció en promedio un 5.9% anual, mientras que, entre 1990 y 2021, la tasa de crecimiento promedio de la inversión fue de sólo 2.9% anual. Por ello, la CEPAL hace un llamado urgente a aumentar la inversión en América Latina y el Caribe, que se ubicó en los niveles más bajos a fines de 2021, en comparación con otras regiones.
Para lograrlo, advirtió, es necesaria una mayor coordinación entre la política fiscal, la monetaria y la cambiaria y aprovechar el conjunto de herramientas del que disponen las autoridades, a fin de no subordinar el crecimiento y la inversión a la política antinflacionaria. Además, los esfuerzos macroeconómicos deben ser complementados por políticas industriales, comerciales, sociales y la economía del cuidado, indica el documento.
La CEPAL enfatiza que una parte importante del financiamiento, para incrementar la inversión debe provenir de la movilización de recursos internos, pero la cooperación internacional debe acompañar este proceso. Por ello, la asistencia oficial para el desarrollo y el financiamiento de instituciones financieras globales y de los bancos de desarrollo deben incrementarse de manera significativa.