Jorge Carrillo Olea, es un hombre sobrio, congruente, de códigos y valores, contrario a su natural discreción y acostumbrado bajo perfil, en parte robustecido por origen castrense, ha vivido envuelto en la polémica, sin embargo ha contado con la fortuna de ser testigo de cómo los acontecimientos y el propio juicio de la historia con equidad lo han desagraviado de injurias y calumnias.
Carrillo Olea nació hace poco más de ocho décadas en Jojutla, la histórica población agrícola y comercial de la tierra caliente y sureña de Morelos, donde los locales sin desproveerse de un marcado chauvinismo afirman se produce el mejor arroz del continente. Jorge recuerda una infancia grata en parajes idílicos pescando bagres en el entonces cristalino rio Apatlaco, nadando en el próximo Amacuzac y con el Cerro del Higuerón verde esmeralda de fondo. Las casas eran de muros encalados con techos de teja y algunas tenían magníficos balcones y ventanas con barrotes de hierro forjado. Pronto este paraíso quedo atrás, tuvo que enfrentarse a muy temprana edad a la crudeza de la orfandad, perdió a su padre y también trágicamente a Mario Olea, hermano de su madre y personaje mítico en Morelos donde fungió en la década de los cuarenta como jefe de la policía y garante de paz social. Jorge no se amilanó ante la adversidad, ingresó al Heroico Colegio Militar en Popotla de donde egresó como Subteniente de Infantería. Su carácter encajo con la vida militar, fue ascendiendo por riguroso escalafón, tuvo la oportunidad de perfeccionar su formación en la Escuela Superior de Guerra, donde también fue maestro y en el extranjero. Se casó con Hilda Enríquez su paisana de Jojutla y compañera de vida, quien a lo largo de su vida y como primera dama de Morelos, ha destacado por su sentido social, prudencia y mesura.
A la par de su formación militar, Jorge fue forjando una solida vena intelectual a través de la literatura, la opera, la historia de México, militar y universal, la geopolítica y el análisis político tampoco le son ajenos. Cumple con creces el perfil de preparación que distingue a las actuales antigüedades de generales en activo y en retiro.
El derrotero de su carrera lo llevó al extinto Estado Mayor Presidencial, lo cual fue un parte aguas en su vida, pues salvó al Presidente Echeverría en el conocido incidente de la pedrada en Ciudad Universitaria. De ahí también mutó las armas por la administración pública destacando como un eficiente y honrado servidor público al frente de los astilleros e industria naval del país, después como Subsecretario de Hacienda, de ahí pasó a ser Subsecretario de Gobernación, en esos tiempos logró la desaparición de la obsoleta Dirección Federal del Seguridad e ideó y fundó el CISEN y el CENDRO para combatir el narcotráfico en la PGR. A la par de todo esto cumplió también con comisiones diplomáticas en Centro América todas ellas con éxito.
En 1994 fue candidato del PRI al Gobierno de Morelos, ganó la elección con amplísimo margen. La Gubernatura de su estado natal pareciera ser la culminación de una trayectoria impecable de servicio a México y una justa recompensa, Jorge tuvo muchos logros en su administración, fueron muy notables los alcanzados en inversiones y cultura, pero desafortunadamente dos situaciones estallaron llevando el proyecto de la “Gran Alianza” como se denominó su administración al traste. La primera fue un gabinete que salvo honrosas excepciones, no supo estar a la altura de su jefe, la segunda el enconó y frontal animadversión de un irascible Zedillo que vio a Jorge como un connotado salinista, la combinación de ambas fue un coctel explosivo que llevó a Jorge a solicitar licencia en mayo de 1998. De ahí vino una feroz cacería y campaña en su contra, Jorge pudo acreditar con creces y con la ayuda del destacado abogado y politico Xavier Olea Muñoz su inocencia, sin embargo fueron jornadas muy duras para el y su familia.
Reforzando el natural compromiso de Jorge con el pasado de Morelos, hace días nos compartió a un grupo de amigos una interesante historia. Como es sabido los manifiestos que expidió Emiliano Zapata, son escasos y su mayoría fueron redactados en el periodo que tuvo su cuartel general en Tlaltizapan. No son muy conocidos pero evidentemente son muy valorados y considerados joyas, han sido difundidos por especialistas, como es el caso de Don Miguel León Portilla que publicó los manifiestos de Zapata en náhuatl.
En los últimos meses de Jorge como gobernador, en febrero de 1998, recibió una llamada de Santiago Oñate Laborde, Embajador de México en Reino Unido quien le comunicó que la afamada Sotheby´s había puesto en venta uno de los valiosos manifiestos, no se sabe como llego a Londres, estaba debidamente autentificado y se titula “Manifiesto al Pueblo Mexicano” fechado el 25 de abril de 1918 y firmado por el propio Caudillo del Sur. Jorge no perdió el tiempo y llevó a cabo las gestiones para que el gobierno de Morelos, comprara por intermediación de la embajada el valioso documento por 19,995.25 libras esterlinas quedando bajo propiedad de “Goverment of the State of Morelos”.
Al ser repatriado, el documento quedó bajo resguardo del Instituto de Documentación del Estado, en tanto se determinaba su destino final, Jorge pensó en el Palacio de Cortés, Museo Regional Cuauhnahuac a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, sin embargo su salida de gobierno dejo la gestión en suspenso y el manifiesto durmió el sueño de los justos.
A mediados de esta año, Jorge retomó el interés por el asunto e indagó novedades con respecto al documento, según pudo averiguar, se supone se encuentra resguardado en una caja de valores de la Secretaria de Finanzas del Gobierno de Morelos. Debe ser una prioridad para el gobierno de Morelos, rescatar el documento de su propia caja de valores y darle un destino a la altura de la identidad y memoria histórica de los morelenses dándolo en custodia el INAH o bien exhibiéndolo en algún recinto estatal que garantice su seguridad y conservación. Ojalá los esfuerzos de Jorge hayan sido en vano!