Redacción MX Político.- Las personas nacidas entre mediados de la década de 1990 y principios de la de 2010, la llamada generación Z, enfrentan muchos desafíos financieros, desde viviendas más caras hasta salarios más bajos. Como resultado, muchos ya están retrasando planes de vida como comprar una casa y ahorrar para la jubilación. Pero una investigación reciente sobre la conexión entre la adicción a los teléfonos inteligentes y el comportamiento de compra compulsivo en este grupo de edad muestra el potencial de un daño financiero aún mayor.
La Generación Z representa un tercio de la población mundial y se estima que gasta US$143 mil millones (£124 mil millones) anualmente, además de tener una influencia significativa en el gasto familiar. Los miembros de la generación Z también suelen compartir algunas características financieras únicas. Por ejemplo, tienen una mentalidad financiera, se preocupan por sus perspectivas de futuro y tienen una mentalidad empresarial.
Habiendo crecido usando Internet y las tecnologías digitales, este grupo de edad también tiende a estar en línea mucho más que otros. De hecho, algunas investigaciones muestran que el 55 % de la generación Z usa sus teléfonos inteligentes durante cinco o más horas al día y el 31 % se siente incómodo si no tiene su teléfono, incluso durante 30 minutos o menos. Además de ser un vehículo principal para la interacción social, los teléfonos inteligentes también son una forma cada vez más popular de comprar para esta generación.
Una dependencia tan amplia de los teléfonos podría interpretarse como poco saludable y se ha demostrado previamente que la adicción a los teléfonos inteligentes entre la generación Z causa varios problemas de salud mental, como estrés y ansiedad, además de estar relacionada con el escapismo. Una nueva investigación que realicé con colegas también muestra que la adicción a los teléfonos inteligentes entre esta generación de consumidores está fuertemente relacionada con el comportamiento de compra compulsivo.
La compra compulsiva es una adicción asociada con la culpa, el daño y la necesidad repetitiva de comprar bienes que pueden ser baratos e inútiles. Estas compras generalmente se realizan sin considerar las consecuencias financieras, lo que es preocupante en tiempos normales, pero particularmente cuando se espera que los precios al consumidor en el Reino Unido aumenten más del 13% este invierno.
Control de humor
Los datos para nuestra investigación se recopilaron a través de una encuesta a estudiantes de entre 18 y 24 años matriculados en escuelas secundarias y universidades. Los hallazgos sugieren que hay dos factores que mejoran la conexión entre la adicción a los teléfonos inteligentes y el comportamiento de compra compulsivo en este grupo de edad.
Primero, los jóvenes adictos a los teléfonos inteligentes pueden usar estos dispositivos para manejar estados de ánimo desagradables y lidiar con emociones negativas. En segundo lugar, descubrimos que esto puede llevar a una persona a un “estado de flujo”, lo que significa que está totalmente absorta en una actividad, en este caso, navegar en su teléfono. Experimentan sensaciones agradables y pierden la noción del tiempo.
Los compradores compulsivos también experimentan una mejora a corto plazo en su estado de ánimo cuando realizan una compra, lo que actúa como un refuerzo positivo y les anima a seguir comprando. Además, las compras en línea permiten a las personas comprar cosas sin usar efectivo y permanecer ocultas del escrutinio de los demás. Estas características también pueden desencadenar un comportamiento de compra compulsivo.
Lo que todo esto significa es que los teléfonos inteligentes pueden ser una forma muy fácil para que los compradores compulsivos de la Generación Z satisfagan un impulso incontrolable de comprar. Entonces, ¿qué se puede hacer para ayudarlos a ahorrar su dinero para su futuro financiero?
Soluciones posibles
Los clientes de la Generación Z con un comportamiento de compra compulsivo necesitan ayuda para dejar este hábito, especialmente en la recesión económica actual. Esta ayuda podría tomar muchas formas. Las instituciones públicas, especialmente las involucradas en la educación, podrían desarrollar programas ad hoc destinados a educar a las personas sobre los riesgos relacionados con la adicción a los teléfonos inteligentes.
Además de la compra compulsiva, puede afectar el desempeño en el trabajo y la escuela. La educación financiera adecuada también debería ser estándar para esta generación, sin mencionar cualquier otro grupo de edad.
Pero, ¿qué pasa con las propias empresas? Puede parecer ridículo esperar que una empresa minorista sacrifique un impulso en las ventas por la compra compulsiva impulsada por teléfonos inteligentes, pero esta podría ser una oportunidad para una acción socialmente responsable.
Por ejemplo, los minoristas podrían desarrollar algoritmos para identificar a los consumidores de la Generación Z con un comportamiento de compra compulsivo, eliminarlos de los boletines de compras o introducir un límite en el dinero gastable en un período de tiempo determinado. Tal acción dirigida por las tiendas y marcas en línea podría impulsar a estas empresas a los ojos de los consumidores que valoran cada vez más la responsabilidad social corporativa.
El costo de vida ya es una preocupación importante para la Generación Z. La implementación de un marketing ético y socialmente responsable para reducir los riesgos de compras compulsivas y difundir una cultura de gasto responsable podría abordar parte de la incertidumbre económica que enfrentan actualmente los miembros de esta generación.
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