Eduardo Sadot
En 2018, en un foro sobre seguridad en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde se dijo – entre otras cosas – proponer la desaparición del ejército.
Personajes como quien fuera el primer Comisionado de Derechos Humanos en Aguascalientes, propusieron desmantelar a las fuerzas armadas, particularmente al Ejército Mexicano, se dijo que siendo México un país pacífico, no debía gastarse tanto dinero en el ejército, debiendo desaparecer. Evidente intención de dejar desprotegido al país frente a la delincuencia organizada – por alguna razón – que se percibe sin evidencias, acabar con el Ejército, medida absurda en cualquier país. No porque no haya incendios deben desaparecer los bomberos.
Es inadmisible, que entre las mujeres y los hombres de uniforme, formados en una férrea disciplina militar, amor a la patria, respetuosos de las formas y las instituciones de quienes portan honrosamente el uniforme, sabedores de distinguir entre la lealtad a la Patria, la lealtad a México, la lealtad a las instituciones y la lealtad a un hombre, más cuando se declara que el aeropuerto o el tren maya se clasifican como estratégicos militares y no dicen nada, ni las mujeres militares, acaso no ven que un día serán juzgados por la historia, si un joven de secundaria sabe distinguir cuando algo es de carácter estratégico militar y cuando no lo es, sin que nadie lo señale y aclare, por el bien de México, recuerden que los artículos 1 y 4 del REGLAMENTO GENERAL DE DEBERES MILITARES establecen: “ARTÍCULO 1.- El interés del servicio exige que la disciplina sea firme, pero al mismo tiempo razonada. Todo rigor innecesario, todo castigo no determinado por las leyes o reglamentos que sea susceptible de producir un sentimiento contrario al del cumplimiento del deber, toda palabra, todo acto, todo ademán ofensivo, así como las exigencias que sobrepasen las necesidades o conveniencias del servicio y en general todo lo que constituya una extralimitación por parte del superior hacia sus subalternos, están estrictamente prohibidos y serán severamente castigados.” y el “ARTÍCULO 4.- Queda prohibido a los militares, cualquiera que sea su jerarquía, dar órdenes que sean contrarias a las leyes y reglamentos, que lastimen la dignidad o decoro de sus inferiores, o que constituyan un delito. En este último caso el superior que las da y el inferior que las ejecuta, serán responsables conforme a la legislación militar”. Y el comandante supremo de las fuerzas armadas es el presidente.
Ningún militar se da cuenta del daño a su institución, no quieren darse cuenta que todo apunta a desprestigiar a las fuerzas armadas, que a obrador le queda “como anillo al dedo” que él quería desprestigiar y destruir al ejército mexicano y lo está logrando al exponerlo al escarnio público, a diferencia del 68 que había un riesgo y el ejercito obedecía y el primer mandatario se hacía responsable, hoy no será así. Están dejando que aflore la corrupción y la fomentan desde palacio, así le exponen al escarnio y dan paso a la Guardia Nacional, que todos saben lo que revolotea en el fondo, la intención, de desprestigio, acabando con el esfuerzo de muchos años y muchas generaciones. Imaginemos a un General Secretario, que advierta que lo que se quiere hacer pasar como “seguridad nacional” no lo es. Que después de señalarlo presente su renuncia, que silenciosamente se retire, que disciplinadamente guarde silencio, para que de ése modo, manifieste su descontento, respaldado por el sector castrense, retirado con ésa dignidad, sería un héroe, respetabilísimo por todos, pasaría a la historia de las fuerzas armadas y de México. Tendría para el resto de sus días una autoridad moral en las fuerzas armadas e históricamente en el país. Una cátedra de dignidad y respeto para las nuevas generaciones de militares incluidos los marinos.
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