Yo Campesino / Ley 4T: Terror
• Fidelidad ciega al ganso por miedo o conveniencia; aplastar oposición la consigna
*Miguel A. Rocha Valencia*
En la mafia de la 4T todos son hermanos y hay de aquél que disienta del profeta, se gana la condenación y si se le ocurre expresar sus opiniones, se arriesga a la persecución, claro si no sabe los suficientes “secretos” para protegerse. Lo mismo ocurre con los de afuera, los “otros” a esos que hay que condenar en público y si es posible, meter a la cárcel, como sucede con algunos políticos cuyo ejemplo más actualizado en Alejandro Moreno Cárdenas.
Por eso el grito de ataque del ganso de Macuspana para con sus huestes, encabezadas por “sus gobernadores” es “hacer lo necesario” para ganar las elecciones federales porque de ello depende la continuación del “proyecto de transformación”. De tal suerte que más allá de si se reforma o no el Instituto Nacional Electoral y la Ley correspondiente los cuatroteros están autorizados a violentar la norma, disponer de los dineros y recursos públicos, incluyendo instituciones.
Porque la vertiente nos dice un moreno enterado, es que no sólo se usen recursos financieros, humanos y logísticos, sino también se aplique la persecución policiaca, judicial y mediática contra los posibles “tiradores” incluyendo dirigentes estatales de la oposición, desacreditar a los partidos que no se sometan. Así como lo hace Sheinbaum en la CDMX, Layda Sansores en Campeche o Américo Villarreal en Tamaulipas. En Sinaloa la CNC y la CNPR locales, ya son de Morena.
Esa, la ley de terror será el arma principal incluso para someter a los de “adentro” quienes ya desde hoy deben iniciar sus aportaciones para “la grande”, de hecho, lo hacen y donde van las corcholatas el despliegue y acarreados corren por cuenta del presupuesto de los gobiernos estatales cuya opacidad se acentuará en los próximos meses en que ante la falta de recaudación, procederán a recortes a instituciones públicas, incluyendo organismos autónomos y congresos locales. En la CDMX ya se anunciaron.
El problema es que esos recortes y escamoteos a los gastos federal y estatales serán muy rigurosos y cancelarán la inversión pública ya que tan sólo en el Proyecto de Presupuesto de Ingresos Federal, se asignan sólo 984 millones 266 mil pesos, frente a los 26 mil 173 millones que se asignaron en 2022; lo que significa, baja en más de 25 mil millones de pesos y se reduce a prácticamente nada.
Es decir que el gasto en inversión directa a proyectos de infraestructura productiva de largo plazo será nula, claro se ponen a salvo el Tren Maya cuyo costo ya se elevó tres veces y el propio ganso anunció recorte en su recorrido. De Dos Bocas, se tiene una cuenta aparte con todo y que también se triplicó su presupuesto y lo mismo ocurrirá con el subsidio al AIFA que no levanta para mantenerse sin ayuda.
Y es claro que pese a los apretones persecutorios y de terror contra causantes, no serán suficientes para completar el gasto, sobre el cual gravita de entrada un déficit superior al billón 200 mil millones de pesos que incluye préstamos para apoyar a la CFE donde la inversión privada se cayó en 95 por ciento y Pemex ya rebasó su nivel de endeudamiento y sus “demasías” ya no cubren el subsidio a gasolinas que rebasan los 350 mil millones de pesos.
De entrada, en materia de Impuesto Sobre la Renta y el del Valor Agregado, los expertos consideran que las metas no se van a alcanzar ya que del primero estiman recolectar dos billones 508 mil millones de pesos y del segundo un billón 419, lo cual representa 15.3 por ciento y 114 por ciento más de lo estimado para 2022.
Cifras que para los expertos del Colegio de Contadores Públicos, son irreales por el entorno de desaceleración económica y visos recesivos que se perciben en la economía, donde de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial México podría crecer en 2023 un máximo del 1.2 por ciento, aunque Bancomer pronosticó que podría caer a 0.6 por ciento.
Esto es que en una economía casi recesiva, difícilmente habrá una mayor recaudación, amén de la persecución que se haga de los 20 causantes mayores que deben al fisco, así como de miles más de menor monta a quienes se van a apretarlas tuercas para exprimirlos bajo el terror.
Los ahorros ya no existen, el fondo de contingencias se extinguió, se gastó lo de los fideicomisos y se redujeron las participaciones a los estados. Es claro entonces que se recortará todo lo posible, incluyendo al INE, salarios de burócratas y hasta aguinaldos.
Con todo ello y con el aumento de la deuda pública que pasará del 49.1 al 51 por ciento del PIB y por ende el pago de los intereses, con todo y renegociaciones para darles tiempo de cobro, la situación se ve complicada, pero como dice el ganso, es muy fácil gobernar…
—