Por Arturo Sandoval
“Todas las cosas están sujetas a interpretación, la interpretación que prevalezca en un momento dado es una función del poder y no de la verdad”. Friedrich Nietzsche
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No todos los billonarios son auténticos como Ricardo Salinas Pliego. Él es transparente en su conducta pública y su pecho no es bodega para calificar, clasificar y denostar a quienes lo cuestionen en redes sociales. Sus calificativos, humillaciones y ofensas hacia Citlalli Hernández, a Jenaro Villamil y a otros oponentes las dice sin cortapisas y en cascada. Sus calificativos a los funcionarios públicos como “Gobernícolas” sin importar que gente de su grupo tenga cargos en el gobierno y en el Congreso. Salinas Pliego, a diferencia de otros billonarios mexicanos, hace público y escandaloso su descontento con el SAT; alega injusticias y pelea en los tribunales con el objetivo único de ganar, con justicia o no. Estira la liga mediáticamente, dice no pagar ni un rábano, pero empieza a pagar parte de lo reclamado por Hacienda. Sus colegas pares, prefieren la obscuridad, lo subterráneo, para lograr los mismos fines. Además, no todos cuentan con la elocuencia de Ricardo Salinas, aunque tampoco con la preparación académica y buena cultura del empresario de los medios; sobre todo Claudio X. González Guajardo, al que le falta vocabulario e ideas en sus falaces y huecos discursos, al igual que a la mayoría de sus fugaces grupos opositores. El dueño de Grupo Salinas, usa el calificativo “comunista” como ofensa mayor a algunos contrarios, a pesar que él sabe que el comunismo no existe ni regresará; pero usar el calificativo pega a sus oponentes y dentro del grupo de opositores al gobierno para que le aplaudan; fáciles de manipular por ser parte de los que se rinden a diario al empresario.
¿Por qué Ricardo Salinas practica esta conducta?: porque puede, porque sus billones lo respaldan y, aunque los demás billonarios también lo hacen porque pueden, pero no públicamente. Desde luego, Salinas Pliego tiene lo suficiente para dar un debate de altura sin un lenguaje soez; no lo hace, simplemente porque no se le da la gana. Su poder como dueño de medios y conglomerado de otras empresas, le dan el sustento para negociar o imponer condiciones al gobierno en muchas ocasiones y triturar verbalmente a sus oponentes en redes sociales.
MEMO OCHOA
Christian Martinoli, el excelente comentarista y conductor de deportes, confirman lo dicho anteriormente en esta columna sobre Guillermo Ochoa: no sabe salir. Tanto que no sabemos cuántos goles se pudieron evitar si hubiese salido a cortar balones por alto, pero quizás hubiera sido peor si lo hiciera como en su partido contra el Toluca el miércoles 19 de octubre. Esta es una de varias deficiencias del portero americanista, que Martinoli declara en una entrevista. Ochoa, como dijimos, debe ser el tercer portero en Catar, antes esta Carlos Acevedo y Alfredo Talavera, los dos mucho más completos que Memo Ochoa; incluso Rodolfo Cota, aún sin estar en su mejor momento.
Al Tata Martino ya le apura que finalice el mundial. No importa si fracasa rotundamente, él ya tiene planes y quizás firmados. Le echará la culpa al futbol mexicano y ya. Lo que nos queda a la afición es rogar que nos haga comernos nuestras críticas y México juegue con éxito para llegar más alto que en anteriores mundiales.
ALIANZA DE LOS MEJORES COMENTARISTA DE FÚT BOL
Aquel meme de los Simpson, donde una turba patea sin clemencia a una persona en el suelo y alguien les grita: “ya déjenlo, ya está muerto”, es la exacta definición de la unión del grupo de comentaristas de Azteca TV con comentaristas de ESPN deportes. José Ramón Fernández, David Faitelson, Luis García y Christian Martinoli que sin piedad aplastarán al grupo de comentaristas de Televisa en las trasmisiones del mundial de Catar. El rating y la facturación de anunciantes será mucho mayor para Azteca deportes.
EL CASH O CRACK DE ALGUNOS PERIODISTAS
Pues los que financiaron el libro El Rey del Cash, a sabiendas, se llevan entre las patas a varios periodistas de todos los géneros. Quienes entrevistaron y dieron voz a Elena Chávez, autora de este compendio de testimonios sin pruebas y con fechas erróneas sin cuestionar la falta de sustento en muchos casos, tomaron como hechos cada testimonio. Incluso Anabel Hernández, quien es autora del prólogo para avalar el texto de la autora. Quizás la autora haya ganado mucho dinero con la venta de ejemplares o con el patrocinio de alguien; pero nadie la tomará en serio profesionalmente. La usaron y la desecharon. A las ya conocidas o ya conocidos, simplemente perderán seguidores con pensamiento crítico.
NOTA: “La verdad nos hará libres” pues será en otro mundo, porque en el distópico que vivimos importan mucho las fake news.