La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Tanta hostilidad para que al final resulte que la ‘corcholata’ andaba camuflada
No hay duda, más allá de que el presidente López Obrador nunca lo ha considerado como un posible sucesor en la presidencia, por más que, Ricardo Monreal, busque posicionarse con la cúpula morenista, merced a su trabajo legislativo, simplemente no lo aceptan, la fama, real o creada, de que traicionó al partido en 2021, lo seguirá a todas partes.
El hecho de que Layda Sansores, amenazara con exhibirlo en su ‘martes del jaguar’, fue reprobado por el mismísimo Tlatoani, quien señaló que le parecía de mal gusto, sin embargo, Monreal fue más lejos y no sólo precisó que daría puntual respuesta a las amenazas de Layda, sino, que también se lanzó contra Claudia Sheinbaum, al acusar a sus huestes de orquestarle una campaña de denostación en las redes sociales.
Al parecer, la ruptura entre el senador y el sector de los llamados duros de la 4T, no tiene retorno, por más que actúe en pro del proyecto, no logra sacudirse el estigma arriba mencionado, por lo tanto, no se entiende ese juego político pendular del legislador, que un día amanece con un discurso radical y al otro lo suaviza.
Hasta el momento, no se aprecia que el vilipendiado personaje sea requerido de nueva cuenta en Palacio Nacional, sin embargo, el trabajo político, de Adán Augusto López, para limar asperezas, al parecer fue dinamitado, con toda intencionalidad, por el grupo que apoya la candidatura de la jefa de Gobierno.
La pregunta no se puede evitar: ¿cuánto vale Monreal electoralmente?, porque si lo culpan por las derrotas en la CDMX, se lo deberían pensar dos veces antes de mandarlo al ostracismo.