La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Pedir auxilio en una fiscalía es equivalente a que un náufrago se aferre a un ancla
Dice la máxima: el que generaliza absuelve, por lo tanto, si no el cien por ciento, sí una gran mayoría de las fiscalías, incluida la General de la República, apestan a ineptitud, corrupción y, por lo tanto, impunidad.
No es necesario, hacer un sesudo estudio para comprobarlo (los hay, mismos que ilustran con estadísticas lo aquí señalado), basta con revisar casos mediáticos, para demostrar que el fenómeno es terrible. Veamos.
El feminicidio, de Debanhi Escobar, ocurrido en Nuevo León, se ha convertido en una tragicomedia de enredos que, a más de seis meses de ocurrido sigue sin resolverse, sin embargo, lo más difícil de comprender, es que se hayan tenido que hacer tres autopsias, sin que ninguna coincida en los resultados.
En Veracruz, también hay anomalías, como muestra tenemos el caso de Viridiana Moreno, de quien el gobernador, Cuitláhuac García, dijo que no estaba desaparecida, sino, ‘resguardada’, para a los pocos días ser encontrada desmembrada. Desde luego, la Fiscalía local no cita, ni por error, al Cui, para que explique sus dichos.
El tercer ejemplo, es el de Ariadna Fernanda López, mujer de 27 años de edad, que después de aparecer muerta, fue sometida a dos autopsias (Morelos y CDMX), en menos de 24 horas y, lo más irreal del asunto, es que los eventos arrojaron conclusiones diferentes.
Las fiscalías, son territorios en los que impera la ley del ‘billetazo’, así pues, los intentos por remediarlas, topan con los intereses de las mafias, por ello, no se trata de cambiar titulares, lo preciso, es erradicar la corrupción estructural, lo demás es discurso.