DE LINDES
Cuando la bomba nuclear estalló en Hiroshima y Nagasaki, Japón cambió por completo el rumbo de su historia. Cuando vio la ola de devastación y muerte que había quedado tras el bombardeo, la nación asiática modificó su constitución para así establecer en el artículo 9, que; “el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales”, lo cual fue muy bien recibido por la población, sobre todo en medio del duelo por lo sucedido, pero con todo y el rechazo del 60% de los japoneses, bajo el mandato del entonces Primer Ministro, Shinzo Abe, se aprobó una reforma a la constitución para fortalecer las fuerzas militares.
La aprobación levantó una enorme oleada de críticas, sin embargo, durante estos años pareció que nada diferente sucedería, porque aún con la aprobación no había cambios significativos que evidenciaran que Japón estaba modificando su postura pacífica. Pero recientemente todo cambio de forma abrupta cuando el 16 de diciembre, el gobierno de Fumio Kishida anunció que, durante los próximos cinco años, se duplicaría el presupuesto militar, para llegar en el 2027 a los 43 billones de yenes (US 314,000 millones), lo que equivaldría al 2% del PIB.
Esto significa que, desde la Segunda Guerra Mundial, Japón, modificaría su política armamentista para adquirir armamento, no solo para defensa, sino también para un posible ataque, y no solo esto, sino que también destinará un presupuesto para implementar las herramientas necesarias para cualquier ataque cibernético que pudieran recibir o iniciar.
Claro que las críticas internas no han parado, sobre todo de aquellos que recuerdan cómo Japón se hundió en una etapa terrible llena de desolación, después de haber sido objeto de los ataque más mortíferos de la historia moderna, pero el gobierno está convencido que debido a las tensiones constantes de la zona, específicamente por el tema de Corea del Norte y China, ésta es la mejor decisión, ya que necesitan estar preparados para cualquier conflicto que pudiera suceder, lo cual no es muy descabellado de que suceda, sobre todo si tomamos en cuenta que apenas el mes pasado, el gobierno norcoreano lanzó un misil que debido a la cercanía de su trayectoria, puso en alerta a la población japonesa, y bueno con el poco interés que ha mostrado Kim Jong-Un de terminar con las pruebas de lanzamiento de cohetes, la amenaza sobre los japoneses es una realidad constante y el destino es incierto, porque en éstos últimos días, los misiles siguen siendo lanzados y la amenaza va en aumento, y por mucho que el espíritu de los japoneses siga siendo pacifistas, finalmente su gobierno ha tenido que tomar las medidas necesarias para evitar una catástrofe futura, aun cuando esperan no tener que combatir, pero si evadir la posibilidad de estar en desventaja ante una amenaza que es real. Porque como dijo Sun Tzu. “La mejor victoria es vencer sin combatir, y ésa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”