GONZALO GARCIA RAMIREZ
En estos aciagos primeros días de enero, quiero hablar de Japón. Deberíamos todos referirnos a la próxima llegada de Joe Biden a la CDMX, comandado por la corcholata Claudia Sheinbaum, pero no. Todo a su tiempo. Leí que el gobierno japonés dará casi 10 mil dólares, por niño, a sus conciudadanos que decidan salir de sus grandes centros poblacionales y acepten emigrar a zonas más alejadas.
Tampoco deseo hablar lo que pasa en Ucrania, a pesar de que están informando que en la noche del 31 de diciembre murieron casi 100 soldados rusos en su intento por derrocar al pueblo ucraniano. Lo que pasé en esa zona europea nos debería seguir importando a todos los pueblos del mundo mundial, como también los compromisos que pudiera asumir Biden ahora que vendrá a tierras aztecas.
De lo que sí estoy seguro es de que no querrá hablar, el mandamás norteamericano, de la enmienda que ahora autoriza a su patrulla fronteriza a cuasi vomitar a los no nacidos en el suelo del famosísimo sueño americano. Querrá, eso sí, pedir que, de este lado de la frontera, el gobierno mexicano de López Obrador refuerce sus cuadrillas de militares de la Guardia Nacional para que aminore la crisis humanitaria que a diario nos pudiera recordar el apocalipsis de ver a millares de migrantes que no ven lo duro, si no lo tupido.
EL TITULO 42
Ni el ex presidente George Bush junior se había atrevido a tanto. Logro yo, con cierte dificultad, recrear en mi mente el momento en que vi caer, casi en vivo, a través de un televisor, a la segunda Torre Gemela ese 11 de septiembre tan marcado para todo el mundo. Acto seguido, el gobierno norteamericano, entre otras tantas sanciones, puso el dedo en la llaga de este lado de México. Se respaldaba argumentando que había altas probabilidad de que grupos extremistas del Islam pudiera usar a México para “su brinco” a ese territorio. Luego entonces, se vinieron abajo los proyectos para legalizar a connacionales en el país de las barras y las estrellas.
Pero por eso digo que ni Bush se atrevió a tanto. Donald Trump, ya como presidente, fue foco de atención cuando impulsó esa dura medida de que incluso habrían de expulsar a los niños nacidos allá, pero de padres mexicanos. Corrió como reguero de pólvora la versión de que habría expulsiones a granel. Parece que algo no cuajo y que sólo fue un ardid mediático en favor de Trump.
Por eso digo que ni Bush se atrevió a tanto. Tomando en cuenta la información disponible, no queda la impresión de que Joe Biden se toque el corazón. Ayer, hoy y mañana está vigente el llamado “Título 42”. Pero ¿qué es esto?: “es una política que comenzó en marzo del 2020 durante la administración Trump. Es parte de la ley de salud de la Unión Americana que permite la expulsión inmediata de cualquier migrante que trate de entrar a ese país”. Ni más ni menos.
Pobre México, tan lejos de Dios (y del Papa Benedicto -Dios lo tenga en su Santa Gloria-), pero tan cerca de Estados Unidos. “Bienaventurada frontera en Tapachula, entre México y Guatemala, donde a diario ingresar familias enteras, pero desafortunada, mal nacida y casi podrida frontera entre Ciudad Juárez y el Paso Texas, hoy semillero de desesperanza, desesperación y de una mal nacida semilla apocalíptica”.
DE LA REVISTA MILENIO A LAS REDES SOCIALES
En algún momento, mercadólogos, publicistas y hasta gurús de moda supieron dimensionar la fuerza y el alcance de la palabra TENDENCIA. Luego vendría Twitter (no el de Elon Musk) y el Whatsapp. Ya para entonces era mundialmente conocida la fuerza y penetración de las llamadas redes sociales. Hacia los años 2000 al 2005, grupos de medios de comunicación como MILENIO DIARIO, tuvieron el tino de hacer suyo esta nueva terminología para referirse a las inclinaciones venideras y a una de sus secciones la llamaron TENDENCIAS. Con ello se comprobaba que atrás quedarían nombres de secciones de los rotativos tales como: comunidad, negocios, seguridad, entorno mundial e información nacional.
Entonces subió en la vida comercial el uso de la palabra TENDENCIA. Aún podemos recordar que en los procesos electorales, la citada palabra se usaba para decir: TAL o CUAL partido lleva la delantera; “y “la tendencia” está siendo en favor de un tal por cual”.
Hago este pequeño recuento para tratar de dimensionar lo que hoy, enero de 2023, verdaderamente significa la palabra tendencia o tendencias.
También, recientemente, leí a un conspicuo analista aludir (en pleno año 2023) al momento aquel, hace unos 10 mil a 15 mil años, en que llegaron a América los primeros pobladores a través de Estrecho de Bering. Pero lo que me quedó más grabado es que la nueva Secretaría de Educación Pública, mala mente representado por Leticia Ramírez Amaya, ha dejado de recalarle a los niños de primaria y de secundaria que el HOMBRE ERA NOMADA POR DEDUCCION Y POR DECISION PROPIA, HASTA QUE LLEGÓ EL DIA EN QUE DECIDIO QUEDARSE A FORMAR tribus, aldeas, puebluchos, ghettos (pero no como los de Brasilia o de Río de Janeiro del ahora multicitado Pelé).
DEL ESTRECHO DE BERING A LA PELICULA TERMINATOR
Esa tendencia de dejar de emigrar, de dejar de ir más allá de nuestras fronteras terminó cuando nuestros ancestros se quedaron a vivir en Norteamérica. Otra tendencia, muchos siglos después, terminó cuando las 13 colonias que fundaron el pueblo de lo que hoy conocemos como Estados Unidos decidieron sí expandirse, y expandirse aún más en sus controles y dominios (cómo olvidar cuando Texas quería ser un país en sí mismo) y luego de ello decidieron ya no ir más allá.
Siglos antes, Vino el reino de España y conquistó América; luego vino el reino de Portugal y conquistó parte de Sudamérica; luego vino Francia e hizo lo mismo en Jamaica, Haití, Belice, entre otros lugares. Esa era la tendencia en esos tiempos. Conquistar todo lo conquistable, frágil y endeble.
¿Cuáles son las tendencias hoy, enero de 2023? Una de ellas, es bien sabido, una tendencia es que ya no haya contacto entre nosotros, como era antes de la pandemia. En México, al menos desde marzo del 2020, le echamos la culpa de ello al COVID. Y ¿qué vino con esa nueva crisis mundial? Vino un explosivo crecimiento en el uso de aparatos electrónicos, desde celulares computadoras y obviamente pasando por los Smart TV. Vino un explosivo crecimiento de los servicios a domicilio que brindan algunas aplicaciones como Didi Food, Uber Eats. Cayó, sin lugar a dudas, la compra de autos nuevos; se fue a pique el auge, consolidación y crecimientos de grandes centros comerciales (los llamados mall americanos); se fue al traste –aun hoy en día— la industria restaurantera y la anterior pujante industria del entretenimiento (entre ellos el cine por supuesto).
Para pronto, la tendencia hoy en día es: MUERA TODO LO DE ANTES Y VIVAN USTEDES COMO PUEDAN.
Atrás, en el olvido, en el corto plazo, quedará el recuerdo de quienes impulsaban eso de VIVA LA FAMILIA. Atrás quedará la añoranza del llamado “sueño americano”. Atrás y en el olvido quedarán los recuerdos de ver fotografías en el centro de Tokio, Japón, viendo a miles de empleados y trabajadores transportarse (todos apilados) en muy eficientes medios de transporte.
Si leyó usted bien: el gobierno de Japón se ha propuesto (no sé exactamente desde hace cuánto) aniquilar sus megalópolis. Toco fondo Japón, como también estará sucediendo en los planes hacia el futuro de otras ciudades del mundo.
Es verdad que hace mucho tiempo, el hombre dejó de ser nómada. Es verdad que ya no hay, hoy en día, una hectárea en el planeta tierra que falte por ser CONQUISTADA. La tendencia, luego entonces, es expulsar y desmembrar grupos poblacionales.
Las nuevas tendencias, ahora, serán, desunir lo unido. Ya no quiero referirme a aspectos apocalípticos, pero esos mismos están a la vuelta de la esquina.
Cuando recuerdo que hace meses perdí el gusto por abrazar a un amigo, a un familiar o a un ser querido, solo ubico a un culpable: ese culpable no se llama COVID. No señor. Ese culpable se llama la tendencia de una nueva forma de interactuar entre nosotros. Adiós la UNION FAMILIAR, adiós a las reuniones muy nutridas de fin de año. Y que nos quedará: mandar un abrazo vía internet o mandar un beso via whatsapp.
No estamos acostumbrados a que nos paguen para irnos a vivir tan lejos como se pueda, a como lo va hacer el gobierno de Japón. Como tampoco estábamos acostumbrados a imaginar un futuro tipo la película TERMINATOR.
Mínimo, desde enero de 2022 para acá, hemos tenido que asumir que el COVID ya es parte de todos nosotros, al igual que sus desastrosas consecuencias.
Nadie en su sano juicio se pronunciaría por vivir todas las inclemencias del tiempo que tuvieron que sobrellevar los grupos nómadas como los que llegaron por el Estrecho de Bering. Lo grave, creo yo, es que sigamos siendo llamados a ya no vivir como se sopone que vivían los integrantes de la serie la Familia Ingalls (La Casa de la Pradera). Yo, por los años que me queden de vida, me pronunciaré por seguir arañando esa vida en comunidad, esa vida en familia, esa vida que sí era vivir la vida.
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