Entre los ofrecimientos efectuados por Andrés Manuel López Obrador al juramentar con la mayor solemnidad guardar y hacer guardar la Constitución Política al momento de protestar el cargo que le confirió el voto popular, existen aún asignaturas pendientes, entre ellas, se encuentra la aplicación exacta de la ley, tal como lo mandata la Carta Magna. Su errada política de “abrazos y besos” a los infractores de la norma es una consecuencia de esa cuestión. La cual lejos de haber sido debilitada o derrotada, se ha incrementado y en la actualidad esa manera de gobernanza refiere una franca competencia por la conquista para obtener el sufragio del pueblo.
El proceso para lograr lo antepuesto ha sido y es desagradable para México. De las promesas para combatir a la narco-política, en el hoy encontramos una delincuencia de poder participativo en lugar de lo que debería ser una sana política partidista, en la que los mexicanos tengamos intervención de manera directa en las decisiones más importantes para la República; debido a esa desacertada política de “abrazos y besos” se ha pasado a una realidad descarnada, contraria a los principios de la revolución liberal que nos obsequio con nuestra Constitución Política.
Es muy sabido por el Derecho Constitucional que entre el pueblo soberano y sus representantes jamás debería de existir aquel cuerpo delincuencial intermedio. Aunado a ello, nuestros dirigentes y conductores políticos no deberían estar sujetos a mandatos imperativos de esa perversa narco-política.
Lo que se debe de perseguir constitucionalmente son los intereses particulares y especiales del pueblo y de México, no los intereses generales de esos infractores de la ley. Nuestra Nación no puede ni debe de doblegarse con exigencias de ninguna clase provenientes de ese incorrecto poder delincuencial.
En horas muy recientes lo señalo correctamente una toga del más alto Tribunal de Justicia de la Nación, por ese motivo fue desprestigiada, ella en su momento expreso: “nunca más se debe de permitir violentar las reglas constitucionales. La corrupción propiciada por la narco-política en nuestros tribunales ha conducido a realidades impensables e incompatibles con la letra y espíritu de nuestra Carta Fundamental”.
En opinión de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México: algunos representantes políticos de nuestra Patria han sido doblegados por ese poder y como consecuencia de ello se han convertido en cómplices de dicha delincuencia. Con ello, su gobernanza deja de ser una verdadera representación de la soberanía popular para convertirse en un adendum de la delincuencia.
Es cuánto
Lic Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México A.C.