Yo Campesino / Salarios demagógicos
• Presume 4T aumentos salariales “históricos” que inflación borra y afectan a los más pobres
*Miguel A. Rocha Valencia*
Se impuso, como es habitual en este sexenio, la voluntad del ganso y a partir de 2019 aumentaron los salarios bajo el argumento de hacerlos remunerativos y mejorar las condiciones de vida de millones de mexicanos y de los habituales incrementos mínimos, se procedió a subirlos en pesos más allá del promedio inflacionario del año anterior. Todos lo festejaron a sabiendas de que se trataba de vil demagogia económica.
Igual que cuando el profeta de la 4T dijo que extraer petróleo no costaba trabajo, bastaba según él, con hacer un hoyo en la tierra y listo. Hoy tenemos la menos producción de hidrocarburos con la empresa más endeudada del mundo y cuya carga fiscal y deficitaria va con carga a todos los mexicanos, incluyendo los que no trabajan, es decir los ninis.
Y todos pagamos las ocurrencias del caudillo de Tepetitán porque al final se impone la lógica o leyes económicas de mercado y el dinero es uno, no se estira como tampoco los ingresos presupuestados o no.
De tal suerte que al subir salarios sucede la lógica aplicación de aumentos a los productos y servicios de quienes los pagan y es así que los aumentotes “históricos” de que presumen los cuatroteros, se ven reducidos a nada por la carestía, la cual golpea a quienes no tienen trabajo o viven en la economía informal, donde no hay ingreso seguro.
De los casi 60 millones de personas que conformamos la Población Económicamente Activa (INEGI), el 52 por ciento, es decir cerca de 31.2 millones de mexicanos en edad de producir, están en la informalidad, 1.8 millones, el tres por ciento está desempleado y el seis por ciento, 3.6 millones ya ni siquiera busca chamba y “vive” de las dádivas gubernamentales. Estos números corresponden a noviembre de 2022 y se actualizarán a finales de este mes.
Esto es que la mayoría de los mexicanos en edad productiva están sujetos a lo que “caiga” y junto con quienes tienen una plaza formal, ven cómo sus ingresos se devalúan ante una inflación general que llegó a 7.9 por ciento y a una subyacente que “históricamente” pasó del ocho por ciento.
Por ello es que los tales aumentos sólo sirven para llenar el pico del ganso, pero en realidad son parte de la espiral inflacionaria que obliga al Banco de México a restringir consumo mediante el encarecimiento del dinero.
Lo mismo pasa con los empresarios y productores quienes dijeron “si” al mesías tropical para aumentar salarios “al fin que no pasa nada” a sabiendas de que por simple economía los ajustes al alza se reflejarían en “todo” y a la larga resultarían contra producentes.
En el análisis “Trabajo decente en México 2005-2022” elaborado por el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) perteneciente al Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), de la Universidad Panamericana, se establece que el 44.4 por ciento de las personas ocupadas en México, se encuentran en pobreza laboral, el nivel más alto de los últimos 17 años. Esto es que, a pesar de los aumentos salariales, cada vez hay más personas a las que no les alcanza para adquirir la canasta básica, con todo y que el promedio salarial en la Ciudad de México oscile en los 519 pesos diarios.
Para 2018 con los salarios y aumentos neoliberales de “antes” el país tenía un 43.8 por ciento en pobreza laboral. Se decidió hacer los aumentotes ordenados por el tlatoani tabasqueño en 2019 y el porcentaje disminuyó a 43.1 por ciento y a 40.3 en 2020, pero en 2021 los precios se ajustaron y regresó a 42.7 y ya en 2022 se llegó al 44.4 por ciento, con lo que el número de pobres con empleo, aumentó.
Y es fácil hacer el cálculo; si los salarios aumentaron 20 por ciento, la escalada de precios ya le ganó, no sólo por factores como improductividad que propicia importaciones luego del abandono y despojo se incentivos al campo y la comercialización que se cambiaron por dádivas del sembrando vida sino también al natural aumento en las importaciones como maíz que para este año serán cinco millones de toneladas más.
De ahí también que de acuerdo al Inegi el cual señala a la “cuesta de enero 2023 como la más complicada en varios años”. Y advierte que los más afectados son quienes perciben entre uno y tres salarios mínimos con el 8.94 por ciento, seguidos de los de tres a seis sueldos mínimos con 8.94 por ciento de afectados.
El mismo Coneval ajustó al alza en 11.05 por ciento el valor de la canasta básica que “es el incremento más alto de los últimos 23 años”, es decir poco más de tres por ciento por encima de la inflación general de 7.9. El año pasado el incremento fue del 11.86 por ciento. Con ello se amplió no sólo el número sino también la línea de pobreza.
Total, que sigan los aumentotes salariales que son simple demagogia y con ello, se dañará a los más pobres. Tal vez sea esa la estrategia para que los desposeídos de este país le agradezcan con más ganas sus dádivas al machuchón de Palacio Nacional que como dijo, USA a los pobres como estrategia política.