La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Todavía no estamos como en Dinamarca, pero ya hay algo podrido
A pesar de la masiva propaganda oficial, que insistió en llamar ‘narcos’ a los que decidieran manifestarse en defensa del INE, el propósito no funcionó: cientos de miles de mexicanas y mexicanos asistieron, tanto en la Ciudad de México como en la provincia.
El hecho llama la atención, porque el gobierno de López Obrador es el que ha destinado, con mucho, más dinero para apoyos sociales, por lo tanto, el descontento que ayer se plasmó, tiene que ver con algo más que expresarse contra el llamado Plan B de la reforma electoral.
En efecto, la crisis económica y la inseguridad, han echado por tierra las expectativas que, en un principio, generó la actual administración, no bastan las bequitas, la ciudadanía demanda soluciones de fondo, mismas que no se han presentado, ya que, la apuesta presidencial es polarizar, no trasformar como presumen.
Las concentraciones a lo largo y ancho del país, son la evidencia del descontento social, muchos de los que marcharon reciben las canonjías gubernamentales, no obstante, ello no les impidió hacer patente su enojo.
Algo no está funcionando, lo de ayer, es más que proteger al INE, es un clamor en contra del estado de cosas, podemos enlistar varias de bote pronto: escasez de medicamentos, violencia, inflación, desempleo, falta de oportunidades y desazón social en general.
No fueron acarreados, llegaron por voluntad propia, si el tabasqueño insiste en minimizarlos, caro pagará su desdén. Segunda llamada, segunda.