*¿De dónde la sandez de exigir cuentas a España por las consecuencias de la Conquista? ¿Y ese proyecto de reclamar a Estados Unidos por la pérdida de la mitad del territorio nacional? ¿A quién dirigir el reclamo por el desmedido crecimiento demográfico, la corrupción y la impunidad que destruyen el patrimonio de la nación y, sin embargo, determinan el poder político? ¿Estamos en el umbral de un proyecto ideológico de izquierda, como predica Marx Arriaga?
Gregorio Ortega Molina
En economía hay una diferencia enorme entre los especuladores y financieros, y los que corren el riesgo de sus vidas y sus fortunas en la producción agropecuaria e industrial, y en el área de servicios.
Definitivamente no es lo mismo aspirar a hacerse con el poder desde las casas de bolsa o los centros de inversión, que desde las direcciones de las fábricas y entre surcos, mugidos, rogando a las divinidades por un clima favorable para la cosecha y la engorda.
¿Qué determina hoy el balance vital entre poderes político y económico? ¿Qué es lo que hace que el flujo fiscal mantenga un ritmo estable de crecimiento? ¿La especulación financiera, el cambio de manos de efectivo? ¿La producción de alimentos y bienes, además de la garantía de servicios eficientes y a precios acordes a las necesidades de la sociedad, pero sobre todo de acuerdo a los requerimientos del desarrollo económico que crea riqueza, no de una ideología que únicamente determina tu lugar en la pobreza?
Permitimos, toleramos y hasta aplaudimos que el ingenio especulativo se montara sobre el auténtico esfuerzo a realizarse, para que los países crezcan y los gobiernos garanticen bienestar y seguridad a las sociedades que dicen administrar con honradez.
¿Hay un equilibrio razonable en el cálculo impositivo, para los que suponen crear riqueza en el riesgo de la especulación financiera, y los que han de cumplirle al fisco tras el esfuerzo de producir bienes y servicios que contribuyen a mantener la paz social? ¿Qué hacen los gobiernos del mundo para cuidar que los alimentos lleguen a los hogares, y la salud junto con la educación, satisfagan las metas de los que se la rifan en el campo y las fábricas?
¿En qué medida un país como el nuestro, ha de refundarse ideológicamente a través de la educación, para transformar a sus habitantes, modificar la relación entre sociedad y gobierno, y ofrecer, de una buena vez, un verdadero proyecto de nación? Nos hemos encargado de torcerlo todo, para sujetar el futuro de un pueblo a las ambiciones de quienes aseguran gobernar.
¿De dónde la sandez de exigir cuentas a España por las consecuencias de la Conquista? ¿Y ese proyecto de reclamar a Estados Unidos por la pérdida de la mitad del territorio nacional? ¿A quién dirigir el reclamo por el desmedido crecimiento demográfico, la corrupción que destruye el patrimonio de la nación y, sin embargo, determina el poder político? ¿Estamos en el umbral de un proyecto ideológico de izquierda, como predica Marx Arriaga?
www.gregorioortega.blog
@OrtegaGregorio