La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Penélope-Janos surge cuando el que mira para atrás desteje para que su opuesto construya el futuro
Es curioso, pero las valentonadas mañaneras (no se les puede llamar política exterior), del presidente López Obrador, parecen beneficiar al canciller Marcelo Ebrard, al menos, dándole inusitado protagonismo mediático.
Ya sean, los dimes y diretes, con el gobierno peruano o el intercambio de adjetivos con legisladores republicanos, Ebrard se monta en la ola de la problemática artificial generada por el tabasqueño, para aparecer como una suerte de Self-made man, dispuesto a resolver los tropicales entuertos.
No sobra decir que, los fenómenos como tal existen (el tráfico de fentanilo, la lucha por el poder en Perú, el intervencionismo estadounidense, etc.), sin embargo, con su falta de conocimiento del quehacer diplomático, además de su propensión a hablar de más, el Tlatoani acaba enredando los diferendos internacionales.
Es aquí, justamente, cuando el Clark Kent de Tlatelolco se asume en su versión apagafuegos y, gozoso, sale a cumplir con su ‘patriótica’ labor, ya sea instruyendo al personal diplomático en Estados Unidos o tratando de armar, una reunión cumbre, con mandatarios sudamericanos afines.
Es propio admitir que, el destacado alumno de Manuel Camacho, saca raja electoral de los dislates de su patrón quién, quizá, involuntariamente, lleva agua al molino del principal adversario de su hija política.
En fin, ya sabemos en qué momento, hay quien pide a Dios, que le eche más leña al fuego.