Usted, por supuesto, conoce la historia: Corría 1787 y Catalina II iría de “gira de trabajo” –diríamos hoy– a Crimea.
Y para impresionarla, el mariscal duque Grigori Potiomkin, favorito de “La Grande”, mandó a construir una suerte de bardas o bastidores, pintadas a todo lo largo del camino que recorrería la emperatriz, para presentar villas y pueblos idílicos, con los que encubría la verdadera situación catastrófica, miserable, de la región, tras la invasión de las huestes rusas.
Algo así acaba de suceder, otra vez, en México.
Sí, otra vez.
Sucedió, más concretamente en Santa Inés del Monte, municipio de Oaxaca.
Llegaría hasta ese villorrio –despreocupada, obviamente– la “zarina” de Sedesol, Rosario I “La Grande” Robles, y su favorito, Héctor Pablo Ramírez Puga, el conde-nado de Liconsa, quien mandaría construir una lechería de cartón, sólo para la fotografía.
Y sí, sonrientes, aparecen los dos personajes, llenos de flores, acompañados del titular del marquesado oaxaqueño, Gabino (de) Cue (y) Monteagudo.
Acto seguido, tras la photo op, la lechería fue desmantelada y volvió a ser lo que siempre ha sido: una oficina que aloja a burócratas de la dependencia a cargo de Ramírez Puga.
Simulación. Mera simulación.
Porque, mire usted que la dizque lechería inaugurada tenía matrícula.
Era o debió haber sido la 2038810200. Y me pregunto, por tal, cuál es la métrica que en la Sedesol y particularmente en Liconsa, emplean para numerar sus expendios de leche. Si son consecutivos, ésta entonces debió haber sido la lechería 2 mil 038 millones 810 mil 200, de las cuales en realidad debe haber sólo mil 200. Las otras 2 mil 038 millones 810 mil lecherías deben ser –sí adivinó usted– de cartón, al estilo Potemkin, que en ruso es el plural del apellido Potiomkin.
¿Son así todos los programas socio-asistenciales, ahora a cargo de la “despreocupada” Rosario I, “zarina” de Sedesol?
¿Pura simulación?
EL ASESINATO DE LA REALIDAD
Todos los gobiernos, independientemente del partido del que provengan, han vivido en la simulación, no han obrado con transparencia. Puro teatro, en dos palabras.
Recuerdo, por ejemplo, de mis primeras incursiones periodísticas, el giro a un grifo conectado a una pipa –oculta tras una mampara–, con la que “el-señor-Presidente-Echeverría” creía que toda una colonia de Iztapalapa contaría con el servicio de agua potable… lo que hasta la fecha no han conseguido los colonos. El engaño a cargo del entonces regente Octavio Sentíes.
O seis años después, el levantamiento de bardas pintadas de blanco que Carlos Hank ordenó para ocultar la pobreza de una colonia cercana a Tlatelolco, a cuya vera corría el nuevo Eje Vial 2 Norte.
Simulación tras simulación.
Con tabiques y pintura, con iniciativas de reformas “que el país necesita”, con declaraciones rimbombantes y anuncios de millones y billones, prácticamente todos los dizque servidores públicos asesinan diariamente a la realidad.
Son los modernos “Gesticuladores” descritos por Rodolfo Usigli en su genial obra teatral, que por algo estuvo proscrita durante décadas. Las del priísmo, precisamente, que nos ha vuelto a “gobernar”.
Asesinos de la realidad, Robles Berlanga y Ramírez Puga ¿quedarán impunes ante esta simulación que afecta a muchas familias pobres de Oaxaca?
¿Cuál daño considerarán en Los Pinos ha causado esta vergonzosa simulación a las políticas sociales que son compromiso –subráyese: compromiso– del Presidente Peña Nieto?
¿Cuántas son las lecherías inexistentes en la realidad, pero presentes en las nóminas y en las “evaluaciones” –también simuladas?
Ahora sí, ¿debe preocuparse Rosario?
¿También Ramírez Puga?
¿O seguiremos simulando que estos son los funcionarios públicos que el país y el proyecto peñista de verdad necesitan?
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: De don Alfredo Álvarez Barrón, El Poeta del Nopal: “Tal vez usted lo sospeche: / si la fugaz lechería / fue sólo escenografía / ¡eso es tener mala leche!