ENTRESEMANA
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Y la victimización como mecanismo de la politiquería, la propaganda del dueño del poder que hoy se asume débil frente al opositor al que, en campaña permanente, ha descalificado e insultado desde el púlpito nacional.
¿Ha llegado el momento del cobro de la factura electoral?
¿El sueño terminó?
El que se ríe se lleva, reza la máxima; verdad de Perogrullo, lo que es derecho no es chipotudo, en política no hay hermanas de la caridad y nadie puede llamarse a engaño ni sorprenderse por actos que tienen la suerte del bumerang.
Hoy contra mí, mañana contra ti. ¿A poco no?
Mire Usted.
El pasado miércoles 12 de abril de 2023 –para que no se olvide— en la emblemática Tlalnepantla, Horacio Duarte Olivares, se quejó amargamente, dijo que hay una “intensa” guerra sucia en contra de Delfina Gómez Álvarez e informó que había pedido posponer del debate de la maestra nominada por la coalición Juntos hacemos historia, con Alejandra del Moral, candidata de la alianza Va por el Estado de México.
Duarte Olivares adujo que la maestra Delfina tenía agenda comprometida pero ello no lo puso sobre la mesa el día 5 de abril, es decir, una semana antes cuando se acordó el 20 de abril como la fecha del primero de dos debates con Alejandra del Moral, quien reprochó a Gómez Álvarez rehuir el debate.
Pero…
Ayer jueves 13 de abril de 2023, los integrantes del Comité Especial para la Organización de Debates del Instituto Electoral del Estado de México determinaron privilegiar el acuerdo del 5 de abril. Por tanto, habrá debate el próximo jueves 20 de abril a las ocho de la noche.
Llamó la atención que, el equipazo encabezado por Horacio e Higinio Martínez, pidiera que el debate se celebrara el 28 de abril a las 20 horas, casualmente en fecha y hora del show de la cantante española Rosalía, en el Zócalo de Ciudad de México, lo que restaría atención al debate Delfina Gómez-Alejandra del Moral, en la vecina Toluca.
Sin duda en los equipos de la maestra Delfina y de Alejandra del Moral hay temores, reservas, improntas. No es para menos, está en juego la sucesión presidencial y la antesala de lo que puede ocurrir el domingo 2 de junio de 2024 es la elección en el Estado de México y el estado de Coahuila.
Todo el mundo lo sabe y lo sabe mejor Su Alteza Serenísima.
“Tienen miedo”, “están nerviosos”, suelen decir desde las alturas del poder los prohombres de esa entelequia llamada 4T a la oposición.
Pero, a reserva de su mejor opinión, es evidente que en el equipazo de Delfina Gómez Álvarez priva la incertidumbre. Hay fundado temor. ¿Pánico?
Y es que Alejandra del Moral empató en los momios a la maestra que ha estado en campaña desde hace seis años, es decir, cuando emprendió la carrera por el gobierno del Estado de México, que en el primer intento perdió frente al priista Alfredo del Mazo Maza.
El miércoles reciente, Horacio presumió números y se jactó porque, por ejemplo, la encuestadora Berumen otorga 60 por ciento de intención del voto a favor de la maestra Delfina, con ventaja de 20 puntos por arriba de Alejandra del Moral, de quien dijo estaba tan abajo en las encuestas que necesitaba el debate para que la conocieran los electores.
¡Ah!, pero victimizó a la maestra y aseguró, aseguró, hay una intensa operación de guerra sucia en su contra.
Las campañas políticas no son, disculpe usted la ñoña referencia, para hablar bien del contrincante y cada quien utiliza el lodo, confetis y serpentinas que considere en la estrategia.
Y victimizar es un mecanismo que mueve al sentimiento más que a la razón fundada del elector; ejemplos hay varios de candidatos que han ganado elecciones mediante la victimización. El sufragio para el débil.
Estrategia de primaria que da resultados, no se descubre el hilo negro sobre todo cuando el contrincante es el dueño del poder en turno y el elector está hasta la madre de su proceder.
Y la maestra Delfina arrastra las consecuencias de un gobierno federal que pierde simpatías y está ávido cuanto nervioso por mantenerse en el poder.
Por eso, ¿cuál guerra sucia?
¿Es guerra sucia el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que le acreditó haber cobrado el diezmo a trabajadores y empleados del Ayuntamiento y del DIF cuando presidenta municipal de Texcoco, Estado México, por un monto de 2 millones 264 mil pesos?
El propio Tribunal multó a Morena con 4 millones de pesos 529 mil pesos por aquel cobro del diezmo, que fue obligatorio y retenido del pago salarial.
¿Es guerra sucia que la Auditoría Superior de la Federación revelara la ausencia de comprobantes por más de 900 millones de pesos del gasto presupuestal de la SEP en el rubro de los recursos que correspondían al programa Escuela Digna que la maestra desapareció cuando fue secretaria de Educación Pública?
Y, como dijo el filósofo de Siempre en Domingo: ¡aún hay más!
¿Quién teme a quién? ¿Miedo escénico?
No, no es apoyo oficioso a la causa de la licenciada Del Moral. El apoyo lo tiene del lado del equipazo de la maestra que no puede ni podrá remontar la mala fama que la califica corrupta, deshonesta.
¿No quiere arriesgar los dizque 20 puntos que lleva de ventaja a la candidata de Va por el Estado de México?
No os hagáis que ya lo sois.
Y, bueno, entrados en gastos con esto de los temores políticos, lea usted lo que adujo el licenciado presidente para no asistir a la ceremonia que se prevé celebrar al próximo martes 18 de abril en la vieja casona de Xicoténcatl del Senado de la República, en la que se impondrá la medalla Belisario Domínguez a Elena Poniatowska.
Por supuesto, ahí estarán los senadores de oposición. Por supuesto.
Lea usted:
–Para concluir, presidente, su opinión sobre la próxima entrega de la medalla ‘Belisario Domínguez’ a la escritora Elena Poniatowska—preguntó al licenciado López Obrador un asistente a la mañanera de ayer jueves 13 de abril.
–Muy bien, muy bien, Elenita es excepcional.
–¿Va a ir a la entrega?
–No creo –respondió el licenciado López Obrador– porque… Ya no voy a esos actos porque hay muchas agresiones. Están, hablábamos, muy enojados nuestros adversarios, entonces montan espectáculos, y tengo que cuidar la investidura presidencial. Porque para tener fama pueden faltarme al respeto, humillarme y pues tengo que cuidar la autoridad. Porque eso les daría gusto, ¿no?, a los adversarios, potentados, a los corruptos, a los que quieren vernos como colonia y no aceptan de que somos un país independiente y soberano. Entonces, hay que cuidarse y hay que cuidar la investidura presidencial.
Pero sí –prosiguió– me da mucho gusto que se haya entregado la medalla ‘Belisario Domínguez’ a Elenita.
Pero no irá a la ceremonia por temor a enfrentar a senadoras y senadores que no comulgan con su singular forma de dizque gobernar. ¿Y la popularidad, Andrés Manuel? ¿Y l pueblo que te protege?
El culto Enrique Peña Nieto, guste o no, asistió a una ceremonia en el Senado pese a saber que la honesta demócrata y transparente, entonces senadora, Layda Sansores lo increparía y enfrentaría. Y ocurrió.
Lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse. Y Su Alteza Serenísima olvidó la lección básica de escolapio. ¿Quién dijo miedo? Digo.
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