Centrados en la historia de la danza butoh, el bailarín y coreógrafo japonés Ichihara Akihito y el bailarín mexicano Espartaco Martínez participaron en el conversatorio virtual Con-moverse, conversaciones desde la entraña, en el que refrendaron su amistad creativa y abordaron sus experiencias dentro de este género.
Organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Danza, el diálogo entre ambas figuras de la danza fue un ejercicio de nostalgia en el que abordaron desde los orígenes del butoh hasta las perspectivas e impulsos creativos de esta expresión artística.
Al iniciar la conversación, Espartaco Martínez dijo que este nuevo encuentro con Ichihara Akihito “me ha permitido volver a considerar la honestidad en todo sentido, estamos platicando de una manera silenciosa, más allá incluso de las escuelas, en una resonancia para animarme a la honestidad en todo sentido”.
Ichihara Akihito, director, coreógrafo y bailarín principal de la ya legendaria compañía japonesa Sankai Juku, afirmó que regresar a México es como volver al origen, porque su primer escenario fue en la ciudad de Guanajuato.
Al hablar del surgimiento del butoh, Espartaco Martínez comentó que se genera después de la Segunda Guerra Mundial y del lanzamiento de la bomba atómica, pero también cuenta con raíces ancestrales.
Akihito recordó la fundación de Sankai Juku en 1975 y afirmó que el butoh está más allá de la discusión entre lo contemporáneo y lo ancestral. Ambos creadores coincidieron en la multiplicidad de realidades que se pueden plantear a través de la disciplina dancística, más allá de lo temporal.
Espartaco habló del butoh como “un misterio seductor, unas ganas de conocer, de acercarse, de recuperar la esperanza en la vida, cada vez con más sensibilidad, como un gato de mirada viva. Es una de las cosas que más quiero y defiendo de la cultura japonesa”.
Añadió que en México también ha visto en comunidades ese tipo de gestos, que no son tan grandilocuentes, pero hablan del cariño, del afecto.
Akihito aseguró que en la danza butoh algo fundamental es no moverse por sí mismo, sino siempre a partir de una imagen exterior, por ejemplo, el viento. “Los bailarines compartimos esas imágenes y a través de ellas nos movemos juntos. Así, el escenario se convierte en un espacio virtual, como una fantasía común, nos movemos compartiendo una misma imagen, es algo especial y hermoso, la comunicación humana entre los participantes”.
Espartaco Martínez abundó sobre esta idea de la imagen liberadora, “en el sentido de que la autoimagen era demasiado peso, la cuestión antropométrica. Cuando me inicié en la danza me causaba un poco de nervios que mis compañeros se miraban mucho al espejo. Evidentemente hay mucha belleza en el cuerpo humano, pero me asustaba esa conexión narcisista. Pienso en la imagen como una oportunidad para desdibujar ese ‘nosotros’ y entrar a otro tipo de espacio-temporalidad”.
El próximo martes 18 de abril la colaboración artística entre los maestros Ichihara Akihito y Espartaco Martínez llegará a su culminación con la presentación del espectáculo Spiral Quetzalcóatl, a las 20:00 horas en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque.
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