La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Al menos ya supimos, dónde aprendieron los oaxaqueños a enredar el queso
Terca, la realidad pone contra las cuerdas a la cúpula de la 4T, quienes, aferrados a insistir que el presidente López Obrador sólo tiene ligeros malestares y que con unos días de descanso se aliviará, deciden cancelar una cumbre que se realizaría en Cancún hasta el 6 y 7 de mayo ¿entonces?
De acuerdo a las más recientes indicaciones, los contagiados por el SARS-CoV-2 (con todo el cuadro de vacunas), deben tener un aislamiento de cinco días y sí, al tabasqueño, se le detectó el domingo 23 de abril, máximo el 30 podría circular de nuevo, por lo tanto, no tiene lógica suspender una reunión para 14 días después, a menos…
A menos que la salud del mandatario, sea más delicada de lo que se informa, de ser así ¿cuál es el propósito de ocultarlo?, sobre todo, si el cacareado lema, de la moral en turno, indica que no se debe mentir.
En el colmo de la simulación, la Cancillería señala que, además de la enfermedad del Tlatoani, se tomó la determinación de cancelar el encuentro, debido a “la petición de varios países de modificar la fecha de dicho evento”. La verdad, es necesario agradecer el timing de ‘los varios países’ que, curiosamente, coincidió con que el patrón está ‘guardadito’.
La denominada, Primera Reunión de Alto Nivel para la Integración Agroalimentaria, es un encuentro de países con regímenes de izquierda, que serviría para cohesionar puntos de vista sobre distintos temas de política exterior latinoamericana, o sea, un tema prioritario para AMLO y su pretensión de asumir un liderazgo regional.
Suspenderla, obedece a causas de fuerza mayor, no a una gripa ‘fuerte, fuerte, fuerte’, como señaló la señora Beatriz Gutiérrez Müller. Derivado de todo lo planteado, preguntamos: ¿cuánto tiempo consideran que podrán sostener sus argucias?