Yo Campesino / Aquelarre
Miguel A. Rocha Valencia
Siempre dije que venía lo peor pero no imaginé que se atrevieran a tanto; se doblegaron las resistencias democráticas y escribieron en el Senado una página negra en la historia de México. El Ganso y sus lacayos en una orgía de violaciones a la Ley, se transformaron o se mostraron tal cual son incluyendo a quienes por reglamento debían mantener los equilibrios más allá de fracciones partidistas.
Todos se entregaron al frenesí se vitorearon unos a otros, cantaron loas al gran tlatoani y se arrodillaron, cayeron de bruces para rendirle tributo y entregarle los despojos de una República que pretenden aplastar para transformarla en un régimen autoritario, donde la única ley será la del profeta y frente a la cual no hay réplica ni recurso que se oponga, ni ellos mismos porque se harían acreedores a la hoguera.
Y danzaron toda la noche, alzaron las manos encabezados por quien presidía la sesión y la declararon legal; justificaron o injustificable, se repartieron los jirones del manto de la Patria y la crucificaron.
Antes fueron al Palacio para que el sumo sacerdote les otorgara perdón, bendición y guía para cumplir la tarea de desmembrar a la República, cortarle todo aquello que les estorbaba para darse el festín; hicieron a un lado a los opositores, los ignoraron, los condenaron y llamaron traidores sin ver que ellos eran los modernos judas que recogieron las monedas que les lanzaron en las escalinatas de piedra.
Les estorbaron también el reglamento y los acuerdos, rompieron con la ley y sepultaron la palabra, el honor hace mucho que lo perdieron. Se olvidaron que su compromiso es con México no con la sumisión a la chachalaca tabasqueña y que su misión no es sólo construir y fortalecer la legislación para bien de las mayorías sino pugnar por un país mejor.
En el clímax de su intoxicación se mostraron con todas sus miserias humanas y políticas; ensoberbecidos por la impunidad que les da el control del poder se olvidaron de que son efímeros y que la historia, que México, es tan grande que ha soportado batallas de todas las estofas, tan bajas como la de ellos.
Se encueraron incluso aquellos que se vestían con piel demócrata y que abrieron alguna esperanza de redención, pero pudo más la búsqueda lambiscona del perdón y la invitación a desayunos que los entorchados académicos y los discursos de diálogo y respeto. Se lo perdió a sí mismo y aceptó las migajas que le aventaron y aun así besó la mano de quien al que no obedece llama traidor. Ni el mejor script hubiese descrito la traición a los ideales.
Aprobaron en su encerrona todos los caprichos del ganso, sin quitar una coma, así, con la desaparición del Conacyt de dieron una estocada mortal a la ciencia y la tecnología; con la entrega de las compras y licitaciones a la Función Pública, pusieron a la “iglesia en manos de Lutero” y si hoy hay opacidad, mañana será peor, pues la dependencia es la tumba de todas las denuncias y quejas por latrocinios, abusos, desvíos y demás en el presupuesto público. Es la tapadera del perol de corrupción de la 4T.
A cambio y a pesar de las enmiendas ofrecidas, negaron la designación de los nuevos integrantes del INAI. Hasta el que aprobaron en las vísperas lo rechazaron y fue en ese momento en que todo se rompió y acabó con los acuerdos, cayeron las máscaras y se mostró con toda su monstruosidad el autoritarismo del cadillo de Tepetitán, porque de ahí llegó la orden, no conceder nada, desdeñar a la oposición, montarse en la soberbia y en plan preconcebido buscar la casa alterna para la orgía.
Y en esa batahola de aprobaciones ilegales, le entregaron el dinero del Fonatur a los militares, al tren Maya con todo y su oscuridad, con sus 360 mil millones gastados hasta el momento y borrar todo apoyo posible a la actividad generadora de divisas.
Pero no terminaron ahí, la borrachera estaba en apogeo y sin ver ni considerar nada, rasuraron a la Financiera Rural, reducto de los campesinos pobres, esos que no pueden ir a bancos comerciales ni a los fideicomisos como Firco o Fira simplemente porque no dan garantías o no son “productores viables”, esos que dependen del temporal y los fertilizantes orgánicos “cuando hay” y con ello condenaron a la dependencia y mayor pobreza a millones de campesinos mexicanos que ahora no solo caerán en el autoconsumo sino que generarán cinturones de miseria y propiciarán mayor caída de la productividad agropecuaria, al aumento de las importaciones masivas de granos. Y ante la falta de forrajes, compra de productos cárnicos.
Pero eso sí, aseguraron la creación de la nueva casta de millonarios, los militares de alto rango a quienes el ganso compra su lealtad otorgándoles dinero, empresas, contratos y la “administración” con rango de dueños como los ferrocarriles, empresa aérea y desde luego, aeropuertos y el espacio mexicanos. Nada Más.
Y todavía se atreven a vociferar que la bacanal fue una sesión legal. Más todavía en su desvergüenza e impúdica mendacidad salen a decir que “el diálogo está abierto”. ¿Cuál? Si ni entre ellos, los lacayos, existe porque ahí sólo hay “obediencia ciega” como ordena el pastor y quien no lo hace, es vetado para entrar a los desayunos de tlayudas y “pulmón” al palacio nacional.
Lástima que el Instituto Belisario Domínguez del Senado no separe calidad y legalidad de las 214 reformas aprobadas en esta legislatura y de las cuáles muchas serán rechazadas en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde a pesar de las agresiones los ministros a despecho de los senadores morenos, defienden la dignidad y la legalidad del país.
Decir que esos de morena y sus pegotes no tienen progenitora es excesivo pues, aunque sean de probeta no merecen tener historia, aunque sí tendrán un futuro donde seguramente pagaran sus crímenes, porque eso son, criminales, escoria.