Cicuta
Jaime Flores Martínez
Miércoles 3 de mayo de 2023.- Decidido a trastornarle la existencia a su sucesora, el ex gobernador de Baja California Jaime Bonilla Valdez retomó la realización de las Jornadas por la Paz, una especie de apiñamiento de focas aplaudidoras que festejan hasta las leperadas.
¡Y la gobernadora le revira, se carcajea de Bonilla y lo llama ex-gobernador tóxico!
No hay duda que al reiniciar esas reuniones, la intención de Bonilla es reconquistar la popularidad política que alcanzó durante su gestión como gobernador y de paso aplastar a una mujer que —desde candidata— le mostró rebeldía y después lo ignoró.
Hace un par de semanas, Bonilla Valdez reinició sus “baños de pueblo” y sin duda logró sacudir el avispero pues abordó el trágico tema de los jóvenes desaparecidos en un antro de Mexicali.
¡Bonilla se fue a la yugular de Marina y aprovechó para escupirle su costumbre de gobernar desde un escritorio!
En su perorata en esta nueva etapa (ahora como militante del Partido del Trabajo) el ex gobernador Bonilla aprovechó la coyuntura para subrayar que “el crimen organizado está coludido con el gobierno”.
¡Que raro!
Con la resonancia de las bocinas, el hombre del pelo blanco subrayó que el crimen organizado es responsable de la desaparición de 3 jóvenes del Bar Shots la noche del sábado 8 de abril.
Habrá que señalar que Bonilla “se fue de boca” al referir que “se dice” que la gobernadora Marina del Pilar Ávila es socia de ese centro de diversión y con ello logró que los presentes lanzaran todo género de insultos hacia la gobernadora.
¿Por eso la gobernadora lo ubicó como tóxico?
Seguramente (y Cicuta reitera que “seguramente”) el senador Bonilla atiende las sugerencias de Marco Antonio Blásquez Salinas, un oscuro personaje que flota entre el periodismo, la política y las ocurrencias que le llegan a su perturbado cerebro.
Blásquez es ahora mismo diputado local por el PT y su costumbre es arreglar las cosas a través de insultos, difamaciones e intrigas.
Si Blásquez aconsejó a Bonilla que se le fuera a la garganta a la gobernadora, entonces este hombre comete un craso error.
Hasta el más ingenuo sabe que la intención de fondo es fastidiarle la existencia a la gobernadora y para ello pretende convertirse en alcalde de Tijuana.
Bonilla sabe (seguro que Blásquez le alimenta su resentimiento) que desde allí tendría un extraordinario foro para exhibir los yerros de su enemiga la gobernadora. En su actual papel de Comisionado del PT en Baja California, el senador Bonilla logró que sus aplaudidores abuchearan a la administración de la gobernadora Ávila por el caso de los jóvenes “desaparecidos”.
Incluso para algunos de sus seguidores está claro —que desde una perspectiva futurista—desde la presidencia municipal de Tijuana Bonilla Valdez podrá maniobrar a placer contra la gobernadora.
Lo lamentable del pleito Bonilla-Ávila es que ahora mismo la víctima primaria es precisamente la sociedad.
Para que quede más claro, un encarnizado pleito entre Bonilla y Ávila genera ya un conflicto “psico-emocional-social inimaginable”.
No hay duda Jaime Bonilla busca legítimamente ejercer sus derechos políticos, aunque también es cierto que debiera cuidar las estrategias que utiliza.
Él no debe atropellarse ante las sugerencias de su “asesor” Blásquez, pues está claro que los escupitajos agresivos no son la solución.
Si Bonilla atiende las sugerencias de Blásquez de lanzar acusaciones como si disparara una escopeta, entonces corre el riesgo que lo desmientan ante los ojos de los habitantes de los cinturones de miseria.
Bonilla debe exigirle a Blásquez las pruebas de los dichos, pues estas le servirán incluso para proceder legalmente.
En el caso de los 3 jóvenes “desaparecidos”, Bonilla debe probar que (como lo dijo) la Fiscalía General del Estado tiene vínculos con una o varias organizaciones delictivas.
Cierto que solo el Crimen Organizado tiene los medios para “desaparecer” personas, pero el exgobernador se muestra muy audaz al acusar sin pruebas.
Alguien debe decirle a Bonilla que, si tuviera la posibilidad de ofrecer pruebas contundentes de los vínculos del actual gobierno con el crimen organizado, automáticamente subiría como la espuma.
No solo lograría convertirse en alcalde, sino simultáneamente tumbaría de su nicho a la gobernadora quien después de esto se moría de risa al llamarlo “tóxico” y refirió que “como dice la canción… ya supérame”.
Positivo
Qué bueno que muchísimos mexicanos aprovecharon el cálido clima de los sitios de playa el pasado fin de semana.
Aunque hasta este momento no se ha informado sobre la derrama económica, está gran afluencia permitió a los prestadores de servicios una recuperación importante.
Vale subrayar que el turismo del pasado fin de semana fue —en su gran mayoría— nacional.
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