La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Veremos si no le enderezan la, muy mexicana, diplomacia de los ‘cañonazos’
Apenas hace un mes, el canciller Marcelo Ebrard, se movía con prudencia excesiva, por decir lo menos. Iba a la sombra del protagonismo de Claudia Sheinbaum, sin embargo, podríamos decir que su visita a Veracruz marcó un quiebre, ya que, comenzó una etapa de promoción de su proyecto, más agresiva.
De inició, mandó una carta a Mario Delgado, para que fijara las reglas de la competencia e, incluso, insistió en que los interesados deberían renunciar y, además, celebrar varios debates para que el electorado norme criterio. Como es usual, Delgado esquivó el bulto, mientras Sheinbaum y Adán Augusto, no aceptaron dejar el cargo desde ya.
Posteriormente, en una declaración (que pareciera de guerra), señaló que, si ‘es Claudia’, la encuesta para elegir salía sobrando. Al alimón, su subsecretaria estrella, Martha Delgado, dimitió al cargo, para realizar una gira por todo el país promoviendo a Marcelo.
Sin duda, Ebrard percibe que la estrategia es darle ‘atole con el dedo’, debido a que el patrón ya se decidió por la jefa de Gobierno y, en un escenario extremo, el Plan B sería López Hernández.
En este contexto, el todavía titular de la SRE, ha mandado mensajes, por medio de filtraciones a columnas políticas, precisando que si le ganan a la buena se suma, pero, si hay ‘dedazo’, tomará caminos alternos. En privado, adelanta que estará en las boletas electorales del 2024.
Por su parte, ante tales actos del canciller, a pregunta expresa en ‘la mañanera’, el presidente López Obrador responde: yo respeto.