* La piedra de toque de las complicidades entre los gobiernos y los diversos poderes fácticos, es precisamente esa IA que supone facilitar la vida a los seres humanos carentes de fuerza económica, y mediatizados por los pobres programas educativos, la pobreza y la inseguridad
Gregorio Ortega Molina
Las sociedades organizadas, empáticas y participativas, son amenaza constante para los gobiernos, de idéntica manera a como equivalen por ser la piedra fundacional del Estado. De ahí la necesidad de controlarlas, de desbaratar sus instituciones, de disminuir sus ambiciones. La energía sobrante, como lo describió Marcuse, debe ser administrable y, por qué no, también envilecida.
Si religiones y diversos estimulantes -desde alcoholes de diferente potencia embriagante, hasta pociones mágicas y drogas de todo tipo- sirvieron para ello, también descubrieron que es necesario controlar a sus integrantes desde que se asoman al uso de razón. Les es urgente adiestrarlos en “no reflexionar” y mantenerlos en la peregrina idea de que hacer lo que les viene en gana es la libertad, porque sus vidas han de ser un reflejo de la realidad virtual y los juegos cibernéticos que los engríen en el sueño de un poder que nunca, jamás, tendrán. Es la resurrección eterna del síndrome de Peter Pan.
Lo bautizado como IA sólo es el instrumento perfecto de control de la energía sobrante, y de colaboracionismo con la industria y el comercio, pues el propósito es sustituir a los seres humanos y su capacidad de raciocinio, con la posibilidad de un reclamo por las condiciones del empleo, por máquinas mudas que no necesitan de programas sociales ni servicios de salud proveídos por el Estado.
La piedra de toque de las complicidades entre los gobiernos y los diversos poderes fácticos, es precisamente esa IA que supone facilitar la vida a los seres humanos carentes de fuerza económica, y mediatizados por los pobres programas educativos, la pobreza y la inseguridad. La imagen de las fosas clandestinas, de la migración que nada resuelve, del necesario sicariato de los hijos y la ciega y sorda prostitución de hijas y cónyuges, son suficientes elementos para tener agarrados a los jodidos, de allí donde les conté.
Lo terrible del asunto, es que la IA cibernética ha transformado el comportamiento de los gobernantes, que terminan por creerse sus historias políticas y humanas, por hacerse mediocres y entregarse a ese poder económico que todo lo descompone.
El fentanilo y el tráfico de armas son condenables y se combaten, lo que no sucede con la IA, que es aplaudida y hace un mayor daño que la delincuencia organizada.
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