Para que quede claro, El Príncipe de la corona de Arabia Saudita está dando dolores de cabeza a los líderes de Occidente. Les está recordando que en la política y en la diplomacia la forma es fondo.
Del petróleo a las finanzas y hasta el deporte. El reino ha ido ganando posiciones e independencia con respecto a los aliados occidentales, en especial en contra de UK y de EUA.
El poder saudita viene del poder de su convicción de ser mejores cada día y el petróleo les ha dado el dinero y la influencia para lograrlo. Muchos pueblos ricos en recursos naturales son pueblos y países sin desarrollo. Para muestras un botón. Los sauditas armaron una liga profesional de golf que desde el día uno, se enfrentó con quien hasta la semana pasada, fue el monopolio mundial de la llamada Professional Golf Association o PGA por sus iniciales, fundada por los EUA y UK en 1916 y que hasta hace dos años contaba con más de 29 mil agremiados y cientos de los mejores campos de golf en todo el mundo.
De poco sirvió que la PGA amenazará y expulsara a los jugadores profesionales que se enlistarán en la nueva organización llamada LIV que es una empresa para promover torneos mundiales de golf competencia de la PGA, con los mejores jugadores y en los mejores campos de golf, pagando los mejores premios. ¿Cuánto es eso? Se preguntan algunos.
Pues veamos, los entusiastas del llamado fondo PIF dueño de la LIV tienen $600 mil millones de dólares para gastar en su nuevo negocio. Esta cantidad de dinero es tan grande que supera al Producto Interno Bruto de muchas naciones incluida Argentina, Israel o Australia y es equivalente al 60% del PIB de México.
De ese tamaño es la bolsa del fondo saudita para el golf. La PGA peleó, pero al final de cuentas se doblegó y el pasado miércoles anunció que se sumaría a la LIV para crear nuevos negocios y permitir que los canales de TV que tenían exclusivas con ellos, pudieran transmitir también eventos de la LIV. Imagine que el presidente de la PGA había dicho hace un año que los que jugarán en la LIV serían perdedores y expulsados de todos los torneos más importantes del mundo y ahora él fue quien dio el anunció de la unión.
Así la PGA tuvo que ceder y aceptar unirse para promover torneos nuevos mixtos antes de que la LIV está nueva liga los arruinara o dejase sin jugadores profesionales ya que la LIV pagaba mucho, pero mucho más por cada jugador profesional que se le sumase. Llegando a sumas de hasta $150 millones de dólares por campeón jugador que aceptase jugar con ellos.
Si eso pagaba a los jugadores, imagine cuánto pagaría a las televisoras y a los campos con tal de que le dieran difusión a pesar de las quejas de la PGA. Pero con 106 años de vida y de contratos con los mejores campos de golf y televisoras, la liga profesional no pudo contener a la liga saudita que fue formada hace menos de 24 meses.
Pero la PGA representaba más que golf, de una forma u otra representó el estatus, la riqueza y la clase de altos negocios occidentales y empresarios, políticos, artistas y claro realeza que se reunían para jugar o para admirar a los mejores jugadores del mundo. En fechas recientes la PGA incluso se sumó a cruzadas políticas beneficiando o criticando a rivales de la clase política dominante y eso pudo ser la causa por la que los sauditas decidieron romper el círculo, viendo una oportunidad de quitar a los británicos y a los americanos la exclusividad de uno de los tres deportes más elitistas del mundo y el único que puede ser jugado sin mucho equipo.
Si dejamos al golf y hablamos del petróleo, Biden había amenazado al príncipe saudita con “severas consecuencias” sí recortaban la producción diaria del mismo. Más aún, el presidente del imperio había asegurado que durante su mandato el Príncipe de Arabia Saudita sería un paria, un rechazado de la comunidad internacional, palabras similares a las que se usan para describir a los enemigos de EUA como Corea del Norte, Cuba, Irán y ahora Rusia. Como vemos esto no sólo no sucedió, sino que durante los dos últimos años ha habido un desfile de altos funcionarios de EUA en las tierras de Oriente Medio que han tratado de arreglar la relación con dicho reinado.
Las delegaciones de Washington han estado encabezadas por personajes de la talla del Secretario de Estado de los EUA, quien el fin de semana pasado, fue a declarar al mundo ambos países están más unidos que nunca, esto a pesar de que dicho reino dejó de usar al dólar como moneda única para la venta de su petróleo y gas natural. Así las cosas, parece que la potencia de Medio Oriente está aprovechando la oportunidad y la aparente debilidad Gabacha, para sacudirse el peso de los aliados occidentales y dar paso a lo que es una de las expresiones de la nueva era internacional o como ahora se conoce, el nuevo orden mundial en el que las naciones de Oriente y Oriente Medio se quieren repartir el poder y la influencia internacional que la decadencia norteamericana ha dejado.
Arabia Saudita tiene mucho que mejorar en derechos humanos, en especial en equidad de género, pero en materia económica y en inversión e innovación, le están dando un ejemplo al mundo de lo que se puede hacer cuando los líderes no solo quieren vivir bien, sino lograr que sus pueblos también tengan mejores condiciones al menos económicas. Los pueblos árabes son parte de la historia y del crecimiento cultural de la humanidad y aunque siempre han estado ahí, de una forma o de otra, hoy están regresando al protagonismo.
Como ejemplo veamos a los países líderes de occidente cuya infraestructura cada día está más fregada como los puertos y carreteras, con sequías recurrentes por falta de planeación en temas tan simples como la captación de agua pluvial. Mientras que en Israel tienen invernaderos gigantescos usando el agua del mar y en Dubái tienen pistas de nieve natural, en las californias mexicana y americana no hay presas de agua para captar las grandes lluvias y por ende se ven en la necesidad de cortar el suministro de ese vital líquido a los productores de alimentos y de desalinizar como en Israel mejor ni hablamos. Europa sin energías suficientes para su autoconsumo. En fin, la culpa no es de la democracia sino de la autocomplacencia y de las plutocracias que monopolizaron el acceso al poder disfrazándose de democracias cerrando el acceso a la libre competencia y efectividad de ideas.
Mientras en oriente algunos líderes aprovecharon las vacas gordas para crear infraestructura y medios para competir con las potencias del actual orden mundial, en occidente, los gobernantes tratan de explicar a sus ciudadanos que la inflación no es culpa de las decenas de millones de millones de dólares que se han echado al mercado en menos de cuatro años y que según ellos han sido en realidad para ayudar, lo que parece una rotunda estupidez o cínica mentira.
Pero seamos claros, la inflación es un impuesto cruel que afecta a todos, pero como siempre más a los que menos tienen. Y si usted es el dueño de la maquinita de hacer dinero como lo es Bruselas en el caso de los Euros o Washington en el caso de los dólares, pues el pago de los intereses de la deuda es más fácil si lo hacen imprimiendo dinero y devaluando su propia deuda, lujo que sólo se pueden dar los grandes gobiernos, siendo una forma de estafa que algún día tronará ya que el respaldo de dicho dinero no se está generando en crecimiento o en bienes tangibles sino es fe de que dicha moneda podrá seguir sirviendo para comprar cosas. Por décadas hemos escuchado que la llamada “Generación más Grande” fue la que derrotó al fascismo en la Segunda Guerra mundial y construyó obras de infraestructura y de tecnología ejemplares, pero de los 90s en adelante Occidente se dedicó a promover banalidades, porque pensó que ya no habría rival y ahora son frágiles líderes los que imprimiendo dinero o echando la culpa a todos de sus propias limitaciones, tratan de tapar un hoyo que cada día se hace más profundo.
En Occidente hay una corriente muy fuerte que trata de acabar con la meritocracia y sustituirla con la igualdad de resultados sin importar capacidades o esfuerzo. Eso es algo como el comunismo mezclado con el fascismo. Ya otro día hablaremos a detalle de este fenómeno que puede ser la gota que derrame el vaso y termine por sepultar el actual modelo social de Occidente.
Por lo pronto es obvio que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están posicionándose como uno de los nuevos centros de influencia y no solo de energía, recordemos que ese grupo ya aceptó vender y comprar en Yuanes que es la moneda china, lo que ha sido muy bueno para el llamado BRICS grupo de países encabezados por China que le están jugando las contras al G7 y a la OTAN encabezados por EUA.