La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Inspirado en Zapata les recuerda: la candidatura es de quien la trabaja
La propuesta de Marcelo Ebrard, para crear una Secretaría de la 4T, misma que, de ganar, estaría a cargo de Andrés Manuel López Beltrán, no es una ocurrencia o un despropósito, es una jugada de pizarrón que manda un mensaje contundente al gran elector: pongo en la línea de sucesión, para el 2030, al orgullo de tu nepotismo.
En efecto, de las tres principales ‘corcholatas’, Claudia Sheinbaum, tiene una gran cercanía con el primer círculo familiar del tabasqueño, es amiga personal de sus hijos mayores y de su esposa, por su parte, Adán Augusto López, también tiene acceso directo con la casta real, los vástagos de YSQ le dicen tío, así pues, sólo Marcelo es ajeno a tales querencias.
En este contexto, el convidado de piedra, vuelve a adelantarse y afirma en público, que la continuidad de la 4T inicia con el empoderamiento formal, del más activo en el quehacer político, de los retoños del Tlatoani.
Con este movimiento, Ebrard se sacude la percepción de que él daría un vuelco al proyecto de nación de AMLO, ya que, su propuesta es una suerte de maximato por medio de un comisario político, nada menos que un supervisor con la misma genética del patrón.
Ignoramos como lo tome el presidente, sin embargo, el colmilludo aspirante volvió a poner la pelota del otro lado de la cancha y, por reacción, tendrá que darse una respuesta.
Finalmente, al ser dueño de su carta, Marcelo pegó primero, segundo y tercero, sus adversarios, aún no se espabilan.