Eduardo Sadot
Un síntoma de que al presidente en su último año de gobierno se le va el control del país, fue cuando en una entrevista en el avión presidencial de regreso de una gira, al presidente José López Portillo, le preguntaron que iba a hacer ahora que ya habían destapado a Miguel de la Madrid, y se molestó y dijo, cómo qué iba a hacer, si sigo siendo presidente. Miguel de la Madrid fue un hombre sabio, cuando estaba a pudo de dejar la presidencia, contrató a especialistas para prepararse y preparar a su familia para la salida de los Pinos, y dejar el poder.
A obrador se le movió el tapete, le cambió todo su proyecto, estaba más que seguro que en la oposición, los partidos no se pondrían de acuerdo para construir una candidatura de alianza, le falló por su actitud mesiánica, pensó que solo él podía definir a quien le sucediera, pero de pronto se tropieza y no acepta que sus planes están en riesgo con condiciones que no controla, “el controlador” pierde el control y eso le resulta insoportable.
Ahora las mañaneras dejaron de ser el foco de control autoritario de un hombre que ha vivido en el éter de 30 millones de votos ignorando – convenientemente – que esos 30 millones no eran suyos eran del resentimiento y la venganza de los abusos de un gobierno desenfrenado que se tragó el cuento de “no somos iguales” y que la cifra bajó a menos de 10 millones como lo descubrió en el ejercicio de la consulta del castigo a los presidentes y después la consulta de revocación, que le sirvió solo para ensayar su libreto de tirano.
Día a día las mañaneras dejaron de ser el culto a la personalidad en el cinismo y como los espejos del quijote ha comenzado a verse en el espejo de la realidad, ya no viaja en aviones comerciales por el miedo a ser escupido por algún ciudadano ofendido, porque le han perdido el respeto. Porque él no fue capaz de respetar a los ciudadanos.
Ofendió y agredió desconociendo el derecho y sus derechos a Xóchitl Gálvez y se encuentra incapaz de aceptar que él provocó el crecimiento de su candidatura, que con sus actitudes misóginas y tiránicas, detonó su campaña, mientras sus corcholatas estos días se perdieron en el aburrido anonimato, cundo él enfrenta a una contrincantes – Xochitl Gálvez – que le contesta a sus balandronadas y cada día le va robando los reflectores ante la mirada expectante de las corcholatas que no dan crédito como quedan rezagados a las páginas interiores de la prensa nacional, a la indiferencia de las redes sociales.
Prematuramente entregó la presidencia, mientras sus gurús de cartón piedra como Epigmenio se desvelan tratando de justificar los 300 millones recibidos ante la posibilidad de regresarlos o terminar en la cárcel.
Obrador se nota desesperado, desquiciado, fuera de sí en las mañaneras, le cambiaron las reglas sin su consentimiento, tiene que ocuparse de Xochitl, a la que según dijo, la ungiera Claudio X hijo, cree que le creeremos dijo que era un candidato y las circunstancias le dieron una candidata, en su costumbre de mentir trató de decir con el beso del diablo que ya sabía, como un nene inocente, tratando de engañar a sus padres, patético, frente a la figura de los candidatos que crecen, cuando las corcholatas se desmoronan.
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