Algunas veces el detonante que rompe la convivencia es un importante cambio sobrevenido, que altera las reglas del respeto. México y Perú habían venido conviviendo durante sexenios, partiendo de una premisa fundamental. Se habían delimitado y respetado escrupulosamente ciertos conceptos que políticamente implicaban la cabal deferencia y miramiento a lo que se denomina soberanía nacional. Ello se trastocó por una ocurrencia de Andrés Manuel López Obrador.
No conozco personalmente, ni quiero conocer al señor licenciado Andrés Manuel López Obrador, el sólo hecho que sea el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, impone a la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, tratarlo con la deferencia que exigen los protocolos de la sana convivencia y respeto para la pluralidad de ideas insertas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, factores que no siempre han sido observados por el Poder Ejecutivo Federal.
Sostuvo el Primer Magistrado de la Nación, desde su ceñida campaña electoral que por inspiración del pueblo iba a combatir la corrupción del neoliberalismo que había permitido a sus afines el crear alianzas con el narco tráfico, para con ello, destruir a la justicia.
Le sugiero con todo respeto al señor Andrés Manuel López Obrador, que se tome la molestia de consultar en la empolvada oficina de la que fuera la Dirección Federal de Seguridad, después llamada Centro de Investigación y Seguridad Nacional, que se supone, según su decir, fue la institución de Inteligencia al servicio del gobierno, ahora utilizado por la Cuarta Transformación de la Nación como el Centro Nacional de Inteligencia, el cual ahora depende de Rosa Icela Rodríguez, lo cual quiero suponer le debe informar, no solo adular, sobre esa problemática por el promovida.
Con ese contundente acervo documental, político e histórico sobre el fenómeno de la narco política, la cual el Poder Ejecutivo, se niega a conocer en su estructura, podría tener la información adecuada para que intente una decisión ponderada y positiva que desde luego lograría una beneficio para la justicia y México, lo cual no ha logrado con su política “abrazos y besos a la delincuencia “, como lo afirma la actuación de esta Cuarta Transformación de la Nación.
La política de referencia confirma a contrario sensu lo prometido en campaña electoral por Andrés Manuel López Obrador. En la actualidad se brinda impunidad a la narco-política.
Al revés de lo sostenido por el Presidente Constitucional de México, el ateneo de Estudios Jurídico Penales del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, no solo proclama que se brinde impunidad, también afirma que Dada esa impunidad se han creado cárteles que se introdujeron en la Suprema Corte de Justicia de La Nación en violación fragante a nuestra ley de leyes, a la norma que contiene la prohibición definitiva de brindar impunidad e inmunidad a la delincuencia. Por tanto, las promesas del presidente al que le alude, no solo resultaron promesas para obtener el voto.
En fin, el límite de espacio me obliga a dejar fuera de estas líneas, muchos otros conceptos, que son diametralmente opuestos a las promesas de Andrés Manuel López Obrador.
Andrés, ya perdiste nuestro respeto.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..