Canadá enfrenta una crisis de proporciones devastadoras: los incendios forestales han consumido más de 10 millones de hectáreas en lo que va del año, superando todas las predicciones y estableciendo un triste récord. Los datos del gobierno revelan que esta cifra es la más alta registrada en la historia del país, superando el máximo anterior de 7,3 millones de hectáreas quemadas en 1989.
En apenas seis meses y medio, el área arrasada equivale aproximadamente al tamaño de Portugal o Islandia, lo que muestra la magnitud de la tragedia. Desde enero, se han registrado más de 4,088 incendios, muchos de ellos de gran envergadura y que han devorado cientos de miles de hectáreas de tierra.
Más de 150,000 personas han sido desplazadas y, lamentablemente, un valiente bombero de tan solo 19 años perdió la vida combatiendo las llamas el pasado jueves. La situación es desgarradora y plantea enormes desafíos organizativos y logísticos para los equipos de respuesta. El coronel Philippe Sansa, quien lidera a un destacamento de bomberos franceses desplegados en el norte de Quebec, una de las áreas más afectadas, señaló la magnitud de la tarea: «Estamos lidiando con áreas inmensas. El incendio que estamos combatiendo tiene una longitud de 65 kilómetros, lo cual representa un desafío colosal».
Aunque la mayoría de los incendios han ocurrido lejos de las zonas habitadas, tienen consecuencias desastrosas para el medio ambiente. Yan Boulanger, investigador del Ministerio de Recursos Naturales de Canadá, expresó su sorpresa ante la gravedad de la situación: «Nos encontramos este año con cifras peores que nuestros escenarios más pesimistas. Lo que ha sido completamente impactante es que no ha habido tregua desde principios de mayo».
Hasta el momento, el país cuenta con 906 incendios activos, de los cuales 570 se consideran fuera de control, afectando a todas las provincias. Alberta fue el epicentro al inicio de la temporada de incendios, seguida de Nueva Escocia y Quebec. En los últimos días, la Columbia Británica ha experimentado un giro dramático, con más de 250 incendios desatados en tan solo tres días, muchos de ellos provocados por rayos.
La sequía severa que afecta gran parte de Canadá, con meses de precipitaciones por debajo del promedio y altas temperaturas, ha exacerbado la crisis. Los científicos advierten que el país se está calentando más rápido que el resto del planeta debido a su geografía, lo que ha llevado a un aumento en la intensidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos debido al cambio climático.
Estos incendios tienen consecuencias más allá de las fronteras canadienses. Los vastos bosques del norte del planeta, incluido Canadá, desempeñan un papel crucial en la salud de la Tierra. Sin embargo, debido a la densidad de la vegetación, los incendios forestales en estas regiones liberan grandes cantidades de carbono por área quemada, contribuyendo así al calentamiento global en un círculo vicioso.
La situación actual es un llamado de atención urgente sobre la necesidad de abordar el cambio climático y tomar medidas efectivas para proteger nuestros ecosistemas. Los incendios en Canadá son una advertencia clara de los estragos que el calentamiento global puede causar en nuestro planeta y nos instan a actuar con determinación para evitar un futuro aún más desolador.
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