Joel Hernández Santiago
Parece mentira, y a fuerza de verlo siempre ahí, atentos a sus cuidados y a lo que pasa y lo que ocurre en materia electoral –como en otros rubros de los que tiene responsabilidad–, parece increíble que el Instituto Nacional Electoral (INE) viva en estos días uno de sus momentos cruciales.
Es un momento de definiciones ante la amenaza de convertirlo en una agencia de gobierno en beneficio de ese gobierno y su perpetuación en el poder, o ser el organismo autónomo, plural e imparcial que se nos tenía prometido.
Si. El INE tiene un gran problema, pero sobre todo es un problema para todos los mexicanos.
Y lo dicho: Este tiempo de sus propias definiciones lo obliga a optar por ser el organismo autónomo y propositivo que con muchos esfuerzos se construyó en México por años con la aspiración de consolidar nuestra democracia a través de sus cuidados y su autoridad ética y responsabilidad profesional. Lo ha conseguido paso a paso en tanto su autonomía se mantenía intocable…
El resultado es que después de más de treinta y tres años -incluido que en 2014 pasó de ser Instituto Federal Electoral (IFE) a Instituto Nacional Electoral (INE)–, es que cada día hubo mayor confianza en el respeto al voto individual y colectivo; que los viejos chanchullos electorales desaparecían más rápido que lento, que quienes estuvieran interesados en traicionar a la democracia y al voto ciudadano tendría sanciones que impedirían la comisión de estos delitos.
Esto generó esa certidumbre en lo electoral. Que a fuerza de trompones y trompicones tuviéramos más certezas que dudas, más fortaleza que debilidad democrática. Y ahí la llevábamos.
Por supuesto no ha sido fácil erradicar las viejas y malas costumbres de traición y malas prácticas electorales entre muchos individuos como entre algunos partidos y el gobierno en el poder.
Pero eso era vigilado, supervisado, reconocido, analizado y sancionado. Cometerlo significaba la pérdida del registro como partido, la perdida de candidaturas, sanciones económicas, reprimendas al gobierno y de plano anulaciones electorales y candidaturas. Todo, para defendernos a todos.
… Y como garantía de que todo lo electoral y de cultura democrática y sistema de partidos, estarían bajo control en favor de quienes estamos seguros de que la democracia sigue siendo el único modelo posible de participación social y de definición de gobierno y de país.
La otra opción. La más peligrosa y dañina es la de que hoy se convierta -como ocurría antes- en una oficina de gobierno favorable a ese gobierno y con la consigna de ‘dejar hacer y dejar pasar’ a los malos actos de gobierno, de partidos en particular, de individuos y de grupos de interés político. “Laissez faire, laissez passer” en lo electoral, sería la consigna del INE, ahora puesto en duda.
Porque durante meses, semanas, días, hubo un ataque sistemático a la institución electoral por la que se le acusaba de parcialidad, de oneroso, de dañino para el gobierno de la 4T y más acusaciones que eran cotidianas en tanto el país crecían otros problemas graves…
… Como el de la seguridad pública en crisis, el problema económico, la falta de conocimiento para evitar muertes por Covid 19 durante la pandemia, la salud pública en crisis también, la educación en estado lamentable y tanto más.
Nada importaba más que anular al INE y en particular señalar a dos de sus consejeros. Hasta una iniciativa de ley -que no pasó finalmente en la Suprema Corte de Justicia- proponía su práctica desaparición para volverlo una dócil oficina de tramites electorales.
La salida para convertirlo a esa docilidad fue nombrar a cuatro consejeros afines a la 4T y al partido en el poder. Dicho y hecho. La pluralidad y la objetividad, junto con la autonomía están en peligro.
Así, los integrantes del Consejo General con derecho a voz y voto son 1 consejero presidente y 10 consejeros electorales. Los integrantes con voz pero sin voto son los consejeros del Poder Legislativo, uno por cada fracción parlamentaria representada en el Congreso de la Unión y los representantes de los partidos políticos nacionales, uno por cada partido que cuente con reconocimiento legal.
Además de los que antemano eran afines a la 4T hoy se suman 4 más, uno de ellos ocupa la presidencia del Consejo General.
Y ya se ve que algunas propuestas hechas por consejeros plurales han sido desaprobadas para favorecer a la 4T como fue el caso de no reconocer que las Asambleas Informativas que hace tiempo llevan a cabo “las Corcholatas” de Morena no son otra cosa que campañas disfrazadas… ¿Es el comienzo?
Es tiempo de definiciones en el INE. O es un INE obediente y sumiso, dejando hacer y dejando pasar errores, chanchullos, marrullerías, mentiras y fraudes electorales.
O bien mantenerse firme en su autonomía, en su pluralidad, objetividad, verdad y ley constitucional en la mano. ¿Cuál será su decisión? Lo veremos pronto.