Las cruentas jornadas de agosto y septiembre de 1847, representan la página más dolorosa de nuestra historia, las fuerzas norteamericanas irrumpieron en el corazón de México consumando la agresión que logró la mutilación de la mitad de nuestro territorio y la ocupación de la capital. Las operaciones militares en el valle de México, entrañan hoy a la distancia un cumulo de sentimientos encontrados, que van desde el agravio de ver el pabellón enemigo ondeando en Palacio Nacional o bien a Santa Anna privilegiando las disputas políticas sobre la prioridad de la defensa nacional al orgullo de acciones que dejaron a salvo nuestro honor, como el heroísmo desplegado por ciudadanos y miembros del ejército.
Entre estos últimos no podemos pasar por alto al General Anaya en Churubusco, al Coronel Lucas Balderas en Molino del Rey y al bravo tlaxcalteca, el Teniente Coronel Felipe Santiago Xicoténcatl quien cayó al intentar reforzar la guarnición de Chapultepec en aquel fatídico 13 de septiembre de 1847.
En esa fecha se da también el momento más glorioso de aquellos días, con el valor mostrado por los alumnos del Colegio Militar en defensa de su patria y su plantel. Para la historia queda el sacrificio de seis jóvenes hijos del Colegio Militar, un teniente y cinco cadetes. A los alumnos caídos, se añaden también el resto de sus compañeros y personal que sobrevivieron a la batalla y fueron hechos prisioneros por él enemigo, no pocos de ellos heridos, sus nombres con justicia se consignan en el primer monumento erigido a los héroes en las estribaciones del Castillo de Chapultepec.
Al desastre de 1847, se sumarían pruebas muy duras para México entre guerras civiles y extranjeras hasta la llegar al periodo de la República Restaurada en 1867. Con este periodo no solo se reinstala el Colegio Militar que alcanzó una etapa relevante de calidad técnica y académica, sino que en 1871 se reunieron un grupo de viejos alumnos supervivientes de la gesta de 1847 quienes fundaron la Asociación del Colegio Militar. Los veteranos fundadores fueron Fernando Poucel, Vicente Herrera, Esteban Zamora, José T. Cuellar, Ignacio Molina, Cástulo García, Ignacio Burgoa, Anastasio Solá y Santiago Hernández Ayón, este último un destacado caricaturista durante el porfiriato y quien realizó los primeros retratos de los seis héroes. El primer Director de la Asociación fue el Capitán de Ingenieros Francisco Jiménez, el único profesor que tomo parte en la defensa del Castillo de Chapultepec.
La Asociación se fundó con la finalidad de mantener viva la memoria de la gesta del 13 de septiembre de 1847 así como también la de sus participantes. En 1978 ya con el Heroico Colegio Militar instalado en Tlalpan, la Asociación se estableció en el antiguo Colegio Militar de Popotla donde también recientemente sus miembros levantaron una soberbia réplica del primer monumento a quienes concurrieron a la batalla de Chapultepec.
Actualmente la Asociación se denomina Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar (ANHCM) y se distingue por mantener vivo el legado no solo de la página más épica de 1847, sino a su vez de los doscientos años de gloria que han cubierto al Heroico Colegio Militar, que este año celebra y conmemora su Bicentenario. La Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar es presidida por el General de División DEM en honrosa situación de Retiro José Ángel García Elizalde a quien acompañan distinguidos hijos del Heroico Colegio Militar. La Asociación no solo rinde homenaje permanente a los héroes de Chapultepec sino también al Teniente José Azueta y al Cadete Virgilio Uribe, miembros de la Armada, caídos en la defensa de Veracruz en abril de 1914.
En 1881, la Asociación compró un lote en el Panteón Civil de Dolores para sus miembros, descansan ahí los restos de destacados militares entre ellos los miembros fundadores y otros como el alumno Ignacio L. Barba alumno muerto en defensa del gobierno del Presidente Carranza el 14 de mayo de 1920. Con el paso de los años al igual que como ha sucedido con buena parte del Panteón de Dolores, el lote cayó en el abandono y en el deterioro.
Derivado de lo anterior, la actual Mesa Directiva de la ANHCM promovió ante la Secretaria de la Defensa Nacional y con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de México llevar a cabo una restauración integral del lote en el panteón, la obra se ejecutó a cabo bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se restauraron la fachada y reja de acceso, el muro perimetral, cada una de las tumbas y monumentos funerarios existentes así como la jardinería y andadores, al final del predio se alzó un sitio de honor con un muro con nichos para colocar urnas, el columbario tiene plasmado un mural con la imagen de sedes representativas del Colegio Militar: Perote, Chapultepec, Popotla y Tlalpan, un obelisco de mármol y un asta para la bandera nacional cierran el cuadro.
La restauración integral del lote de la ANHCM en el Panteón de Dolores, no solo ha significado el rescate de un monumento que forma parte del patrimonio funerario de México, sino también cumplir con asignatura pendiente de los miembros de la Asociación con quienes les precedieron, pero sobre todo ha sido un genuino acto de reivindicación al abonar a la restauración también de la memoria histórica y las mejores causas de México.