* El edil Armando Mera Olguín, ya acumula un abultado expediente de manejos irregulares y delictuosos que lo señalan como socio de personajes como “El Talachas”, presunto jefe de una banda dedicada al huachicoleo, el narcomenudeo y robo de vehículos, entre otras actividades ilícitas; la ciudadanía tiene una percepción de su edil como una persona que además de ejercer abuso de poder, es indolente y prepotente
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
El alcalde de Progreso de Obregón, Armando Mera Olguín, ha sido señalado por grupos de pobladores del municipio con un abultado expediente de manejos que van de irregulares a delictuosos, además de asociaciones con personas escasamente recomendables, como sería el caso de “El Talachas”, jefe de bandas de huachicoleros, narcomenudistas y robo de vehículos, entre otras actividades altamente sancionables.
Los ciudadanos denunciantes, que obviamente pidieron anonimato por razones obvias, expresaron su indignación colindante con la angustia de vivir en una comunidad donde la primera autoridad ha ganado fama pública de “prepotente, indolente en cuanto a los asuntos municipales” y ante las reclamaciones por el abandono en que se encuentra la comunidad. Eso sí, el munícipe deriva toda responsabilidad hacia el gobierno estatal.
Empero, si el municipio carga con el abandono oficial, en cambio, la situación personal del alcalde Mera Olguín ostenta un creciente progreso, con negocios viento en popa.
Tal es el caso de cinco tortillerías que son propiedad del edil (dos en Mixquiahuala y otras tres en Francisco Madero, Tezontepec de Aldama y Progreso de Obregón, respectivamente) y es fama pública que el costo de instalación corrió por cuenta de “El Talachas”.
La función de las tortillerías sería “lavar dinero” del alcalde y socios.
Para magnificar las ganancias, las tortillerías del alcalde no pagan el recibo de energía eléctrica y cuando la CFE corta el servicio, instalan “diablitos” para resolver el problemita.
En su conducta prepotente, el alcalde -de Morena, por añadidura- se consigue conflictos al por mayor, como es el caso de los pobladores de Xochitlán, a quienes despojó la administración del panteón y del tianguis local. En paralelo a las gestiones para la instalación de una oficina de la SRE, ya tiene “prospecto” para la delegación, con la Conciliadora Municipal, Claudia Inés Juárez.
El problema, entre otros inconvenientes, es que los pobladores, en asamblea general, eligieron a Nayely Daniel Barrera, cosa que el alcalde Mera Olguín se resiste a reconocer.
Por si fuera poco, el alcalde enfrenta la inconformidad general de los elementos de Seguridad Pública Municipal por el nombramiento como jefa de turno en favor de Estefanía Hernández Díaz, quien tiene el problema que no aprobó los exámenes de confianza y capacidades policiacas, requisito reglamentario.
Pero además, Estefanía tiene el antecedente de que era directora, precisamente, de Seguridad cuando, en condiciones extrañas, falleció la doctora Beatriz Hernández Ruiz en una galera, por lo cual fue destituida del cargo.
La abultada serie de señalamientos incluye la sesión del Cabildo donde el regidor Yuriel Monroy Martínez expuso casos de corrupción en obras de pavimentación, con el sistema en que el municipio participa con el material, pero a los vecinos supuestamente beneficiados les cobra la mano de obra, pero sucede que los obreros a cargo del trabajo cobran en la nómina municipal.
Esta exacción descarada se suma a todas las demás que el alcalde lleva a cabo, hasta el momento, con total impunidad.
No debe extrañar a nadie que muy pronto la lupa del fiscal, Santiago Nieto, se pose sobre la irregular administración de Mera Olguín.