La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) recuerdan este 16 de agosto el 127 aniversario del nacimiento de la fotógrafa Tina Modotti, quien en las imágenes resguardadas en la Colección Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Modotti capturó –entre 1927 y 1930– los murales de Diego Rivera en el edificio de la Secretaría de Educación Pública y en la Escuela de Agronomía de Chapingo
En tanto, el Museo Nacional de Arte (Munal) preserva diversas imágenes de la fotógrafa, cuyas impresiones del negativo original pertenecen al Comitato Tina Modotti. Trieste, Italia. Tal es el caso de Mujer con canasto en la cabeza y en la mano; Corrida de toros en Huichitlán, Oaxaca; Mujer embarazada cargando niños; Dos lirios; Palmeras, entre otras.
En la obra Manos de campesino con pala, también resguardada en este recinto del Inbal, se puede apreciar la exaltación del trabajador agrario. El motivo de las manos, constante en su producción, aporta suavidad y redondez a las líneas que construyen la imagen.
“Este retrato de Tina es noble, majestuoso, exaltado; el rostro de una mujer que ha sufrido, que ha conocido la muerte y la desilusión, que se ha vendido a los ricos y que se ha entregado a los pobres, cuya infancia conoció la carencia y el trabajo duro, cuya madurez reunirá la experiencia agridulce de alguien que ha vivido completa, profundamente, y sin miedo”, así describía el fotógrafo Edward Weston a Tina Modotti, fotógrafa, activista social y actriz.
Nacida en 1896 en Údine, Italia, Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini, mejor conocida como Tina Modotti, emigró en 1913, en compañía de sus padres, a Estados Unidos, donde participó como actriz en el cine silente. Llegó a México a finales de 1923 junto con el fotógrafo Edward Weston, de quien era aprendiz. Entre 1923 y 1928 fue una de sus etapas más creativas que dieron como fruto el libro Idols Behind Altars, bajo la dirección de Anita Brenner.
Tiempo después, Weston regresó a Estados Unidos y Modotti se mantuvo a la cabeza del estudio fotográfico que ambos fundaron en la colonia Condesa de la Ciudad de México. Weston “la acercó a los procedimientos de la alquimia fotográfica en canje por su ayuda en la Ciudad de México, (…) así que en la capital del país revolucionario ella le asistía en casi todo, a la vez que se aventuraba por el laberinto de la intencionalidad artística”, asegura el historiador Antonio Saborit.
Su relación con destacadas figuras del arte y la cultura, como Diego Rivera, Frida Kahlo, Salvador Novo, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Jean Charlot, entre muchos otros, la impulsaron a desarrollar una trayectoria en la que confluían sus ideales revolucionarios con las vanguardias artísticas, plasmados en fotografías que registraban la época que le tocó vivir.
En 1927 se afilió al Partido Comunista Mexicano, donde conoció a Julio Antonio Mella, líder del movimiento estudiantil en Cuba quien se encontraba refugiado en México. Su trabajo fotográfico fue publicado en El Machete, órgano de difusión creado por el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores.
Tina Modotti fue expulsada de México en 1930 tras una serie de conflictos políticos relacionados con su activismo. Viajó por Estados Unidos, Cuba, Holanda y Alemania; formó parte de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española y regresó a nuestro país en 1939.
En el libro El artista en Nueva York, de José Clemente Orozco, se lee un sorprendente resumen de la fotógrafa: “Tina Modotti, italiana de gran belleza y talento, fue una de las modelos de Diego Rivera para los desnudos que pintó en la Capilla de Chapingo. Fotógrafa de renombre internacional, vivió en varias ocasiones largo tiempo en México. A la caída de la República Española, volvió de nuevo a México, D.F., donde murió años después”.
La primera monografía de Orozco, publicada en inglés en 1932 (Delphic Studios), con texto de Alma Reed, fue ilustrada con las fotografías de Tina Modotti, particularmente de los murales que pintó en la Escuela Nacional Preparatoria.
Su labor fotográfica fue muy aplaudida y estimada por los muralistas Diego Rivera y Orozco. La fotógrafa Lola Álvarez Bravo señaló en cierta ocasión sobre Modotti: “Actuaba con mucha firmeza en sus decisiones. Tenía un carácter enormemente disciplinado que se advierte en la composición de sus fotografías. Empezó como fotógrafa, me parce, siendo un poco abstracta, como un poco elegante, y luego se fue llenando su fotografía de mayor contenido humano, como la carrillera con los elotes… Me impresionaban mucho su calidad de fotógrafa y la fuerza de sus convicciones”.
Algunos pormenores de su vida llena de sobresaltos y convertida en figura de culto y en toda una leyenda de la cultura mexicana, se pueden leer en la novela Tinísima, de Elena Poniatowska.
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