La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Cosas de la 4T, la ‘corcholata’ de los sacrificios exige sus derechos político-electorales
La semana pasada, preguntamos hasta dónde estiraría la liga Marcelo Ebrard (al no ser el favorito del Gran Hermano), en su búsqueda de la candidatura presidencial de MORENA y aliados, destacamos que el ex canciller debía ser cauto en su discurso, para no generar expectativas que podría no cumplir a sus seguidores.
En ese sentido, rememoramos el triste papel de su mentor, Manuel Camacho, que, al no salir beneficiado para intentar ser el sucesor de Carlos Salinas, eligió mal las opciones y acabó en el ostracismo, nunca pudo recuperarse de los errores en su proceder.
Así pues, con las declaraciones de ayer, Ebrard manda un mensaje contundente (eso se interpreta): no está dispuesto a convalidar un proceso amañado, mismo que, a su juicio, es una clara cargada oficial en favor de, la predestinada, Claudia Sheinbaum.
Tronante, el aspirante (en realidad el convidado de piedra), enumeró una serie de anomalías: “Nunca habíamos visto tanto acarreo, tanta paga de encuestas falsas, no había visto una campaña negra incluso contra mi familia”.
Para rematar y dejar clara su inconformidad, agregó: “Exhorto a la dirigencia de nuestro partido a que deje de simular y que tome medidas, es más, no exhorto, exijo a nombre de todos los ciudadanos (…)”.
Desde luego, el único que puede parar la bufalada, que él mismo soltó, se llama Andrés Manuel López Obrador, quién no acepta discrepancias y, además, exige lealtad a ciegas. El tiro está cantado y, las condiciones dadas, para que venga un manotazo de cualquier lado, se abrió la Caja de Pandora. Veremos qué pasa, pareciera un punto de no retorno.