José Alberto Sánchez Nava
1.- En medio de un panorama aeronáutico marcado por desafíos sin precedentes, México se encuentra en una encrucijada aeroportuaria que ha dejado perplejos a expertos y operadores de la industria. La reducción ordenada de vuelos por el presidente Andrés Manuel López Obrador, con la intención de forzar a las aerolíneas a operar en el Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA), ha desencadenado una serie de problemas que amenazan la seguridad y la viabilidad del sector aéreo mexicano.
2.- El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se ha convertido en el epicentro de un debate candente en la industria de la aviación civil en México. La orden presidencial por conducto de las recomendaciones de Protección Civil quien no tiene legitimación para ello, propone reducir las operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) con la finalidad extorsionadora de que se desvíe esa estrangulación operativa al AIFA, lo cual ha dejado al descubierto una falta cardinal de planificación. El AIFA, ubicado en la base militar de Santa Lucía, no estaba diseñado originalmente para servir como un aeropuerto comercial de gran escala, lo que ha resultado en problemas logísticos y operativos.
3.- Todos estos desaciertos tienen su origen en la obsesión presidencial que se traducen en ocurrencias inconstitucionales como lo es, que administrativamente el ejército administre para sí, la infraestructura aeroportuaria a fin de garantizar al ejército ingresos exclusivos al margen del ordenamiento regulador del gasto público y responsabilidad hacendaria, es decir; La Constitución Mexicana establece que el ejército tiene como finalidad principal la defensa de la nación. Participar en la administración de infraestructura aeroportuaria podría considerarse una desviación de ese propósito fundamental y, por lo tanto, podría ser cuestionado desde una perspectiva constitucional.
4.- El informe emitido por el MITRE (Corporación que trabaja en Investigación del Transporte aeronáutico de Estados Unidos) ha arrojado luz sobre las preocupaciones significativas relacionadas con la coexistencia operativa de los aeropuertos internacionales de la Ciudad de México (AICM) y el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en Santa Lucía. El MITRE sostiene que no se debe considerar la operación conjunta de los aeropuertos sin tener en cuenta la complejización del espacio aéreo y su re-saturación en el corto plazo que ello implica ante la falta de un estudio aeronáutico sólido. Esta advertencia subraya la importancia de realizar un análisis exhaustivo antes de haber implementado cambios significativos en la infraestructura aeroportuaria.
5.- Los riesgos potenciales para la seguridad y la eficiencia de la operación aérea son motivo de preocupación. La operación simultánea de dos aeropuertos separados por poco más de 40 kilómetros plantea desafíos considerables en términos de coordinación y logística. Es decir, una mayor operatividad en el AIFA, podría resultar en una menor eficiencia y una mayor probabilidad de retrasos en los vuelos por los riesgos en la limitaciones del espacio aéreo metropolitano, lo que afectaría tanto a pasajeros como a aerolíneas, porque simple y sencillamente no pueden operar de forma simultánea los dos aeropuertos, por la complejidad del terreno en el Valle de México, en relación con la posición de vectores de salida y aproximación del AIFA los cuales inciden con las salidas y rutas de aproximación con el aeropuerto de la Ciudad de México lo cual genera serios riesgos de operatividad.
6.- Así mismo, el MITRE señala una Duplicidad de Costos para las Aerolíneas: La operación simultánea de dos aeropuertos requerirá una inversión considerable por parte de las aerolíneas, incluyendo la duplicación de infraestructura, equipos y personal. Esto se traduciría en costos adicionales para las aerolíneas, que podrían verse obligadas a transferir estos costos a los pasajeros a través de tarifas más altas. Lo anterior tiene como consecuencia la pérdida de oportunidad de generar un HUB para América Latina: Esta oportunidad podría haber tenido un impacto significativo en la economía mexicana, generando empleos y estimulando el turismo y el comercio.
7.- Otro aspecto de análisis fundamental es el Desafío de las aseguradoras aeronáuticas; Uno de los aspectos más preocupantes de esta política aeroportuaria es el impacto en las aseguradoras aeronáuticas. La incertidumbre en torno al uso del espacio aéreo y la operación simultánea de dos aeropuertos, el AICM y el AIFA, ha generado una serie de dificultades para las compañías de seguros. Las aseguradoras aeronáuticas se enfrentan al desafío de garantizar pólizas a precios razonables en un entorno de alta incertidumbre. La falta de claridad sobre las operaciones en el AIFA y la compleja coordinación de vuelos entre dos aeropuertos con aeronavegabilidad incompatible, han aumentado los riesgos y, por lo tanto, los costos de las pólizas. Esto ha llevado a que las aerolíneas enfrenten un aumento significativo en sus gastos operativos, lo que podría repercutir en los precios de los boletos para los pasajeros.
8.- El Impacto de la Pérdida de la Categoría 1 de Seguridad Aérea: Otro elemento crucial en este escenario es la pérdida de la categoría 1 de seguridad aérea por parte de México en mayo de 2021. La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos impuso restricciones y degradó al sector aéreo mexicano a la categoría 2, argumentando que no se cumplían los estándares internacionales de seguridad aérea para las operaciones comerciales de aviación. Esta degradación ha tenido graves implicaciones en la capacidad de México para operar vuelos internacionales y ha erosionado la confianza de los pasajeros y las aerolíneas en la seguridad de las operaciones aéreas en el país. El deterioro de la seguridad aérea es un factor crítico que no puede pasarse por alto en este contexto.
9.- En conclusión, la política aeroportuaria implementada por el presidente López Obrador ha generado una serie de riesgos y desafíos en la industria de la aeronáutica civil en México. La falta de planificación en el AIFA, los problemas de las aseguradoras aeronáuticas, la pérdida de la categoría 1 de seguridad aérea y la cancelación del NAICM, son elementos que exigen una revisión exhaustiva y una respuesta urgente por parte de las autoridades y la comunidad aeronáutica. La seguridad y la eficiencia de la aviación civil no pueden sacrificarse en aras de una agenda política.