Versiones y perversiones
Carlos Ferreyra
Habemos creyentes de la selección natural de las especies, también de su evolución.
Horroriza y comprobamos que las reglas teóricamente inmutables que impone la naturaleza, en este país se cumplen a medias o de plano se evaden.
Hablamos de política, tema perpetuo en México que se extrema con fin y principio de sexenio pero que tiene sus pequeños episodios cada tres años.
Los animales políticos son eternos, siempre los mismos y en acecho permanente del posible hueso que alguien tira y una manada en confusión lo disputa.
Somos, sin duda, un pueblo genial qué transita y cambia así sea inventando, copiando o recreando formas, medios e instituciones de gobierno.
En el mundo se desgarraban en luchas genocidas, inventaban sistemas y creaban mecanismos de control que al reventarse causaban verdaderas tragedias sociales.
México aplicó sus propias fórmulas, herencia de un pasado, un Tlatoani, un Supremo Sacerdote y una cuidadosa clasificación formando estratos en los que se nacía y Moría.
Hubo una lucha armada donde todos participaban, en un país de, quizá, seis, ocho millones de habitantes, un millón de muertes violentas, regiones arrasadas, economía pulverizada, bilimbiques lanzados por tirios y troyanos y caos general.
Pletóricos de ideas creativas, descubrimos la democracia, nuestra democracia. Nacieron los partidos políticos pero con el que sería hegemónico.
No hubo necesidad de fraccionar, hacer pinole con los ciudadanos, en ese llamado El Partidazo, se crearon sectores que obligaban a la convivencia a grupos antagónicos.
Para dejar sentada la ideología, se usaron los colores patrios y lemas como: Un voto por el PRI es un voto por México.
Enfrente se colocó un instituto político con los suaves tonos azul y blanco de los creyentes insertos en las sectas católicas Marianas.
Allí se apelotonaron los practicantes cristianos, los opulentos y los conservadores. El PRI se despachaba a placer y se convirtió en una escuela de cuadros cuyas premisas y reglas, hasta la fecha son puntualmente seguidas por todos los partidos.
Los veteranos militantes tricolores, puede verse, están en cargos de dirigencia en lo que antes era oposición, hoy gobierno y desde grupúsculos que buscan colarse a los presupuestos oficiales.
No hay ideología, lucha de clases y en estas elecciones para afanarse la Silla del Águila, empezamos a ver cosas maravillosas. Sí, porque antes había una especie de pudor y nadie, aunque lo fuese admitía sus brincoteos partidistas como actos oportunistas.
En nuestra historia política no hay traidores porque partidos y políticos, al final de cada jornada quedan apelotonados. Lo dijo sabiamente León García Soler.
Manifiesto mi espanto por la difundida versión de que las dos pretensas han ofrecido una mano a Marcelo Ebrard. Horror de horrores, Marcelo nunca fue importante por mérito propio, siempre, como rémora, al amparo y cobijo de alguien.
Militó en el tricolor, intentó formar el partido camachista, se acogió al Sol Azteca, recibió la bendición de Dante y nunca pudo, nadie se lo pidió, definirse ideológicamente.
No es todo, los grandes cochupos del régimen para, lo han admitido abierta o cínicamente, para la adquisición, así, adquisición de votos y la cooptación de agrupaciones gremiales, académicas, profesionales y hasta deportivas.
En desafortunado encuentro, el jalisciense ex dirigente estudiantil de la UAG y hoy gobernador, publica con cierto doló que recibió a la panista para analizar el futuro del país.
Terrible descuido cuando desde ya le quieren imponer a un sujeto sin grupo, sin partidarios y a otro sujeto de amplia militancia porril.
No debimos imaginar que con las candidatas mujeres el país cambiaría. Si viviera Muñoz Ledo se lo estarían disputando.
Me desalienta observar que la selección de las especies es correcta. La ecuación es simple: político, igual a corrupto, ser anencefalico cuyo cerebro entra en hibernación hasta arribar al siguiente brinco.