Yo Campesino / Deuda y más…
• Los 2.3 billones de 2024 reflejan urgencia del ganso por comprar votos y…
*Miguel A. Rocha Valencia*
Ya sin ningún recato, el mismo secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O reconoció que el aumento del déficit presupuestal para el año próximo tiene que ver con el incremento en los programas sociales, más dinero a las obras del ganso y desde luego al rescate imposible de Pemex cuya deuda no cede y sí crecen sus pérdidas. Por lo pronto el endeudamiento interno y externo sumará poco más de dos billones 300 mil millones de pesos, incluyendo 18 mil millones de dólares para cubrir pagos de obligaciones ya contratadas.
De hecho, en sólo dos años el gobierno actual habrá endeudado al país con tres millones 600 mil pesos sin que la variación del débito disminuya lo mismo que el lastre de Pemex que se mantiene en110 mil millones de dólares, sin contar los cerca de 225 mil millones de pesos que se le inyectarán en próximo año parta solventar deuda ni lo que deja de aportar al presupuesto. Claro, las obras presidenciales seguirán secando las finanzas públicas al superar entre las tres el billón de pesos, especialmente el tren Maya y la refinería de Dos Bocas, cuya capacidad de refinación pudo ser sustituida con la reconfiguración de al menos cuatro de las seis existentes, pero no se les renovó especialmente Salamanca y Salina Cruz.
Pero donde el impacto será mayor es el llamado “gasto social” especialmente becas y pensiones, donde no hay que olvidar que ya de por si ese rubro es una bola de nieve para las finanzas públicas tan sólo en las que por ley dependen de IMSS, ISSSTE y otras dependencias sumarán un billón 500 mil millones de pesos que con los 465 mil millones de pesos de las del bienestar, ya casi llegan a los dos billones.
Mucho dinero que representa más de la quinta parte de los nueve billones del presupuesto para 2024. Sin embargo el ganso y sus voceros afirman que no habrá problemas, que no es deuda real y que responde a criterios financieros normales ya que incluso calificadoras extranjeras no critican el hecho, pero si advierten sobre los riesgos de financiamiento en tanto expertos apuntan que con ello, disminuirán las capacidades de inversión y disponibilidad de gasto precisamente por el aumento en el pago de intereses que para el 2023 pasaron de los 600 mil millones de pesos.
Dice el mesías que es gasto de inversión pues parte de ese débito se va a obras, pero son las mismas, no se hará nada nuevo y se meterá más dinero al hoyo Maya con su triple incremento al costo y Dos Bocas que está sin terminar y ya se fue al doble. En ambos casos, además, no habrá retribución al fisco pues la primera generará, cuando lo haga, refinados, pero sin aportar al presupuesto y lo mismo el segundo que es negocio para los militares y sus pensiones.
Año electoral al fin y al cabo y habrá que presumir obras cuya utilidad no está probada y pueden resultar como el Felipe Ángeles de dudoso beneficio financiero. Total, esos son los gastos y las deudas que sin duda quitarán recursos a otras áreas del quehacer público como sucede con los 200 millones de dólares anuales que se le escamotean del TUA al AICM para pagar todavía durante 14 años la deuda de la fibra E por la cancelación del NAIM con lo cual afectan ampliaciones y mantenimiento.
Pero olvidémonos de lo inmediato, el tema va más allá del sexenio del caudillo de Tepetitán quien dejará bajo el tapete no sólo la deuda pública más voluminosa de la historia sino también el gran bagaje de corrupción que se manifiesta todos los días, el más reciente, los 728 millones otorgados de manera directa para la compra de hidrogel a una empresa con domicilio en un restaurant de sushi y una vivienda del Infonavit donde simplemente no existe el producto “contratado” por la secretaría del Bienestar donde se insiste, el desvío de recursos es “normal”, hasta por seis mil millones de pesos como denunció una diputada de Morena.
El tema importante es qué va a hacer la administración siguiente sobre todo porque de acuerdo con los especialistas, se apuesta al endeudamiento del gasto corriente, es día lo del día a día y eso podría comprometer el funcionamiento de la administración pública o un problema mayor por la inmediatez con que se puede requerir la liquidación de los créditos especialmente los colocados en documento del gobierno que cuyo vencimiento está a 90 o 180días con tasas que llegan incluso por arriba del 11 por ciento anual y ese es factor determinante en el incremento de la deuda.
De tal suerte que para la siguiente administración los retos serán formidables porque carecerá de dinero “real” para intentar sacar al país del caos en que se encuentra sumido, reactivar la administración pública y cumplir con su responsabilidad de apoyar las actividades productivas mediante sus aportaciones a la inversión.
Recordemos que por ejemplo Tren Maya, Dos Bocas y AIFA se construyeron con recursos públicos y los privados sólo funcionaron como contratistas precisamente porque no quisieron arriesgar “su” dinero dejando el peso a la banca oficial.
Total, que en afán de conservar el poder ganso va a dejar endrogado al país, a los mexicanos que de seis mil pesos por cabeza, al final del sexenio deberemos más de 13 mil con el compromiso del próximo gobierno de pagar deuda a corto plazo y tratar de sacar el gasto corriente, por lo menos. Nada fácil le espera a la próxima presidenta si del desarrollo de México de trata, si es para seguir como hoy, pues será la misma pesadilla.