Yo Campesino / La trampa
• Con deuda e inversión de final de sexenio, el ganso dará percepción de bonanza
*Miguel A. Rocha Valencia*
Aunque en el recuento sexenal el saldo sea negativo incluso en lo económico, la estrategia de la 4T es meterle todo el dinero posible a la economía para sumarla al capital privado que salió de su escondite en espera de mejores tiempos y dar la percepción de que vivimos una bonanza financiera que eclipsará la masacre de un país con 200 mil asesinatos, 46 mil desaparecidos y la tercera parte del territorio dominada por el crimen.
Es decir, como en los viejos tiempos del PRI, el pan y circo se incrementarán en los próximos meses para dar la imagen de que el gobierno de la 4T y su ganso son exitosos al final del sexenio, aunque durante todo un lustro fuera de desgaste, pobreza alimentaria, pero sobre todo de poca inversión y menor crecimiento económico que con todo y las altas expectativas para 2024, no llegará al “pírrico” dos por ciento promedio.
A estas alturas ya nadie contempla un desastre económico en el país, aunque la inversión foránea y local se mantengan en niveles de 2022 con sustitución de capitales y reinversiones.
El tema es esto ya estaba previsto incluso por el Bank of America cuando advirtió que la inversión privada nacional y extranjera no se daría hasta en tanto no cambiaran las políticas decretadas unívocamente por el machuchón de Palacio Nacional.
Ese hecho ya se dio luego de cinco años en que el propio ganso de Macuspana torpedeó a la iniciativa privada que se retrajo en sus inversiones a pesar de aquel pacto firmado en 2019 que preveía inversiones por casi un billón de pesos en al menos 147 proyectos especialmente constructivos de los cuales, ninguno se realizó porque el gobierno simplemente no puso su parte, empezó con su pobreza franciscana y luego llegó la pandemia que “desapareció” miles de millones presupuestales.
Claro de todo esto ya no nos vamos a acordar como tampoco del hecho de que, gracias a la inflación y el encarecimiento del dinero con las tasas altas de Banxico, más de cinco millones de mexicanos adicionales cayeron en la pobreza laboral a pesar de los significativos aumentos salariales. Tampoco tendremos memoria de que la informalidad sustituyó al empleo formal en más de 3.5 millones de plazas que ya no se recuperaron por el cierre de más de 120 mil micro y medianas empresas.
De todo eso nos olvidaremos especialmente aquellos que hoy disfrutan de sus cuatro mil pesotes de pensión o los que reciben becas o algún tipo de “apoyo” gubernamental que al ser constitucional ya nadie se los puede quitar, ni siquiera la oposición actual y que al final generan una burbuja de demanda que dará la impresión de que ya salimos del hoyo. Todo eso más las ofertas actuales de campaña que incluyen disminuir la edad para recibir pensiones a los 60 años, son un gancho muy atractivo especialmente para quienes piensan que los de antes negaban derechos al pueblo bueno y sabio.
Pero no, al final siguen siendo los mismos argumentos, repartir dinero sin sustento, sin tener una recaudación fiscal que respalde ese gasto y que no obligue al déficit público y por ende al endeudamiento. Por eso hoy la deuda va a crecer porque en la irresponsabilidad política del caudillo de Tepetitán, nos vamos a pedir prestado no sólo para comer sino para comprar otras cosas tal vez necesarias como los medicamentos pensando que ese dinero es regalado.
No, ese dinero lo debemos y tarde o temprano deberá pagarse con intereses que por cierto hoy están en niveles históricos gracias a que se aplicaron como la medicina contra la inflación y presionaron al aumento del débito y el pago del servicio del mismo en casi 100 por ciento ya que de seis por ciento llegamos casi al 12 por ciento en la tasa líder.
Tal fácil como el que pidamos prestado para la fiesta de quince años de la niña y luego veremos cómo pagamos la deuda, aunque ello implique hipotecar la casa y perderla irremediablemente porque no tendremos para pagar ni los intereses. Así de fácil es la estrategia cuatrotera dar sensación de un sexenio exitoso, aunque los primeros cinco años nos tuviera en permanente crisis económica y al final, como tanto criticó el mesías tropical, no alcanzar ni un miserable dos por ciento de crecimiento promedio del PIB.
Tal vez no se dé la crisis de fin de sexenio, pero que tal le va a ir al que viene cuando tenga que pagar el aumento en pensiones y becas, pero sobre todo el capital e intereses de la deuda.