Yo Campesino / Desvergüenza
• Exigimos afuera lo que no se da a los paisanos en México por eso se van
*Miguel A. Rocha Valencia*
Con su discurso cuatrotero la bióloga Alicia Bárcenas Ibarra, secretaria de Relaciones Exteriores se puso en ridículo al exigir ante la ONU para los migrantes mexicanos “espacios de inserción social y financiera seguras y formales que faciliten la integración en las sociedades de acogida”.
El mensaje fue directamente a Estados Unidos a donde tan sólo en lo que va del año fiscal 2022-23 han intentado cruzar cerca de un millón de mexicanos para sumarse a los 12.3 millones que ya están allá y a los 26.2 millones que son de segunda y tercera generación. Ridículo porque mientras en las mañaneras el ganso presume como logro de su administración –y lo es- el aumento constante de las remesas que envían nuestros connacionales hasta llegar a cifras históricas de 60 mil millones de dólares, se olvida que quien constitucionalmente está obligado a propiciar las condiciones para el desarrollo en paz a los habitantes de este país es precisamente el gobierno federal.
En el fondo del fenómeno que propició el aumento en 160 por ciento de las migraciones de México hacia Estados Unidos legal o ilegalmente, están las políticas públicas dictadas desde Palacio Nacional tanto en los temas de seguridad como laborales, educativos, cierre de espacios y apoyos a la investigación y de inversión pública, según el más reciente censo de Población y Vivienda del INEGI. De tal suerte que con qué rostro pide o exige la diplomática a otros países lo que en su propio país se niega a los mexicanos que huyen de la inseguridad, considerada ya como primera causa de migración al extranjero o dentro de la geografía nacional.
De ahí que las principales entidades expulsoras de migrantes sean Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Chiapas y Guerrero, donde coincidentemente se dan los más altos índices de violencia; los menores son Tlaxcala, Campeche y Baja California Sur.
Por eso debe reconocerse como un “logro” de la 4T o su caudillo el hecho de que el aumento en las remesas del extranjero son proporcionales al incremento de la migración donde después del escape de la violencia, se encuentra como segunda causa la búsqueda de oportunidades de crecimiento económico, social y académico, que se incrementaron a raíz de la baja en el poder adquisitivo de un salario que aumento pero pierde su valor ante la inflación y en gastos como salud, recreación, estudio y seguridad.
La muestra del propio Inegi y sus encuestas indican que de los11.6 millones de mexicanos nados en nuestro país y residentes en Estados Unidos tienen entre 15 y 44 años, el 52 por ciento son varones y al menos la tercera parte de ellos no piensa regresar a suelo azteca porque buscaron la ciudadanía estadunidense. Es decir, ya no quieren regresar a México dado que la mayoría de ellos busca la manera de llevarse a sus familiares a una nueva vida, aunque sea en condiciones precarias dado que en alto porcentaje no ganan arriba de los 30 mil dólares anuales que acá serían un dineral para los estándares nacionales trabajando de 36 a 44 horas a la semana.
Por eso cuando la ex representante de México ante la Cepal y ex embajadora en Chile sale con el acartonado discurso exigente de dar condiciones a nuestros connacionales que en México somos incapaces de otorgar, no queda sino pedirle que primero vea la viga en el ojo propio y se atiendan en el país las causas de esa migración y encontrará que entre ellas están las políticas públicas aplicadas durante la administración del ganso. Si tuviera un poco de vergüenza tendría que reconocer que al menos 46 mil michoacanos escaparon de sus comunidades en busca de paz para trabajar y desarrollarse, salvar la existencia ante la pasividad cómplice de una autoridad que no combate al crimen y deja que se apodere de vidas y haciendas.
Ya sumamos 167 mil asesinatos. Y sí tiene razón Bárcenas Ibarra cuando descubre el hilo negro y manifiesta que “deben atenderse con urgencia las causas estructurales y profundas” y no asumir el discurso demagógico de que con dádivas se va a sustraer a miles de jóvenes convertidos en soldados de la delincuencia organizada donde son reclutados con plata o plomo, mientras la soldadesca se llena de oropel, se enriquece con empresas y presupuesto que les otorgan a manos llenas, hacerlos cómplices de la corrupción y hacerlos que se olviden su responsabilidad de proteger a los mexicanos.
Exigió la secretaria de Relaciones Exteriores un trato seguro y legal para migrantes, mismo que no es capaz de otorgar el gobierno de la 4T a los connacionales que eligen emigrar. Así que sigamos festejando las remesas salpicadas del sacrificio de miles de mexicanos que huyen de la desesperanza, del crimen, falta de oportunidades de superación en lo laboral y educativo, en suma, de una vida mejor para luego reclamar con desvergüenza en foros internacionales lo que aquí, en su patria se les niega.