Joel Hernández Santiago
Los gobiernos de México y Estados Unidos de América dicen llevar la fiesta en paz; o por lo menos así parece en público. Es como una pareja que tiene desavenencias privadas pero en público se comportan “como la mejor pareja del mundo”. Y así eso de la imagen pública y la diplomacia entre países y entre gobiernos.
En fechas recientes se han llevado a cabo encuentros de alto nivel entre funcionarios del país del norte y representantes mexicanos para “dialogar” sobre temas del tipo económico, comercial, seguridad, intercambios de recursos y sobre todo de la seguridad interna de cada uno, el narcotráfico, el crimen organizado, la migración y el comercio son el eje central de los encuentros.
Una de ellos de extrema importancia para ambos países será el jueves 5 de octubre: El “Diálogo de Seguridad de Alto Nivel” en México. Y vean si no, Estarán:
El Secretario de Estado, Antony Blinken, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro N. Mayorkas; el fiscal General, Merrick B. Garland y la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, y más; los que se reunirán con sus homólogos mexicanos. Grave situación habrán de tratar. Será el estira y afloja ahí. Luego saldrán a sonreír a las cámaras.
El gobierno de EUA está muy molesto con el gobierno mexicano de la 4-T por muchas razones. Una de ellas es que acusan que en México la autoridad federal hace muy pocos esfuerzos por detener el tráfico de drogas y, en particular, de fentanilo hacia EUA.
El gobierno mexicano también está molesto –y con toda razón- porque el gobierno de EUA hace muy poco por detener el envío de armas hacia nuestro país, la mayoría de las cuales llega a manos del crimen organizado, lo que genera un exceso de muertes violentas en México.
El gobierno de EUA no olvida –por ejemplo- la reticencia del mandatario mexicano en reconocer el triunfo electoral de Joe Biden el 20 de enero de 2021; como tampoco que apostó por la victoria de Donald J. Trump quien antes y después se ha mofado del gobierno mexicano que lo apoya.
El 24 de abril de 2022 en un mitin en Ohio, Trump habló sobre el presidente Joe Biden, criticando las políticas en la frontera entre EUA y México, y aseguró que él “dobló” al gobierno de Andrés Manuel López Obrador con el programa “Quédate en México” y que AMLO tuvo que mandar 28 mil soldados –gratis- a la frontera con el país del norte. Luego ha seguido diciendo cosas como esa.
Observan con atención cómo crece la violencia criminal en México; cómo aumenta –dicen ellos- la producción de sintéticos en México. Cómo el crimen organizado y la violencia social están exacerbadas en el país al sur, al que ellos consideran su espacio natural de seguridad nacional.
Por otra parte, y una manera de presión al gobierno mexicano de la 4-T, que se jacta de “poner en su lugar a los gringos”, ha tenido que asumir –por debajo del agua- que esos gringos tienen ases bajo la manga. Esto permitió, por ejemplo, que al final se aceptara la extradición a EUA de Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo Guzmán” juzgado y recluido allá. ¿Con qué presionaron a AMLO?
El tema de la migración sigue en la zona caliente de las relaciones. Los cruces de migrantes a lo largo de la frontera entre EUA y México aumentan cada día. Superaron los 8,600 en un solo día durante la última semana de septiembre de 2023.
Según un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional de EUA, esto representa un aumento de alrededor de 3,500 arrestos diarios en la frontera después de que la expiración del Título 42 en mayo desencadenara nuevas consecuencias para quienes cruzan la frontera ilegalmente. El lunes 25 de septiembre hubo más de 8 mil detenciones.
Está a discusión del tema comercial y las violaciones al TMEC que acusa EUA, sobre todo en temas energéticos y exportación de maíz transgénico. Acusan “falta de transparencia” en importaciones de aluminio y acero que llega a México de terceros países y que luego exporta a EUA.
Aparte, desde julio del 2022 la Oficina de la Representación Comercial de EUA inició consultas con el gobierno mexicano por considerar que diversos cambios en las regulaciones de la industria eléctrica y petrolera discriminan a sus empresas, lo que es contrario al T-MEC.
Washington mostró ya su “creciente preocupación” por lo que consideran falta de competencia en el sector de las telecomunicaciones en México lo que ‘es de los temas que más envenenan la relación comercial: la política energética del presidente mexicano…’, dicen.
Para la reunión del 5 de octubre en México, los representantes de EUA guardan en las alforjas un tema que podrían tratar en el marco de la seguridad: “el creciente poder económico que asumen los militares en México, donde gestionan aeropuertos, aduanas y puertos…”
Y tanto más. Son problemas. Señalamientos. Defensas. Acusaciones. Respuestas. Y por supuesto, por debajo del agua negociaciones que no se conocen en público pero que marcan la relación entre ambas naciones, lo que, sin duda, impacta en la vida de sus ciudadanos.
El gobierno de la 4-T sostiene un discurso ideologizado en contra de EUA; ellos sostienen presiones históricas, acostumbrados a actuar en las sombras para desestabilizar o apretar tuercas cuando lo consideran oportuno.
El gobierno de México debe hilar fino y actuar en defensa del país y de todos sus ciudadanos y su economía y su patrimonio y paz social. Importa la estabilidad y la seguridad de México.
EUA deberá acostumbrarse a que ya no estamos en los tiempos en los que sus intervenciones generaban inestabilidad en gobiernos latinoamericanos. Y si se quiere llevar la fiesta en paz deberá ser en base al respeto mutuo y a la negociación útil y pragmática en favor de ambas naciones.