Día Hábil
¿Qué puede más: un millón de muertes por Covid-19, miles por falta de medicamentos y 200 mil ejecutados y cero crecimiento económico o seis mil pesos bimestrales de pensión?
Así puede resumirse la elección presidencial de 2024, entre la sensatez y la conveniencia económica, sin importar los principios y la dignidad.
Sólo faltan 363 días para que termine la pesadilla llamada Andrés Manuel López Obrador.
El próximo año, si todo transcurre en calma, el de Tabasco entregará la banda presidencial a la primera presidenta mexicana en la historia.
Ha comenzado el último tramo del sexenio más sangriento en la historia de México –suma 170 mil asesinatos hasta ahora- y uno de los peores en materia económica y de salud.
Los 800 mil millones de pesos que se dispersarán en 2024 -con fines absolutamente electoreros- justo cuando se lleva a cabo la elección presidencial y el relevo de diputados, senadores, nueve gobernadores, presidentes municipales y más no es fácil conseguirlos.
De hecho, esas cifras son inalcanzables si no se endeuda más al país si no se pide prestado.
¿Y qué cree?
Se endeudará más.
Y por una sencilla razón: hay que ganar la elección de 2024 a como dé lugar y la actitud de Andrés Manuel, populista y demagogo, así lo ha confirmado.
-Ayudar a los pobres es estrategia política no una decisión personal, porque va uno a la segura, dijo en enero pasado, cuando quiso quedar bien y se enredó, como acostumbra.
Terminar el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y fortalecer el AIFA son las prioridades del tabasqueño, además, por supuesto, de que Claudia Sheinbaum Pardo gane la elección presidencial de 2024, por lo que se mantendrá todo el año en campaña abierta y descarada, como ha sido hasta ahora.
¡Ah, sin olvidar sus reformas pendientes, como la que depositaría en el pueblo bueno y sabio la responsabilidad de elegir a los ministros de la Suprema Justicia de la Nación (SCJN) y la que concretaría el paso de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa (Sedena) .
López Obrador será recordado como uno de los peores presidentes, que habló mucho y actuó poco. Como el presidente que prometió acabar con la corrupción y su hijo vivía en una mansión alberca propiedad de la esposa de su bebé.
Como el presidente que no quiso utilizar jamás el cubrebocas como ordenaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que se apoyaba en un esbirro llamado Hugo López-Gatell Ramírez quien sólo se preocupaba por lamerle las botas y hoy es candidato por la jefatura de gobierno, sólo como comparsa para, al finalizar el proceso en el que Omar García Harfuch es el favorito, salga con que se va como diputado o senador.
Sí, faltan 363 días para que termine este sexenio.
Vámonos: Una verdadera tragedia, la situación de los migrantes en México. Otro tema no sólo no resuelto, sino empeorado por López Obrador.
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