La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
No nos enredemos, sólo se trata de hacer lo agradable a Dios
Tanto israelíes como palestinos, tienen derecho a existir.
No valen, las interpretaciones que hablen de la prevalencia del uno sobre el otro,
En la Explanada de las Mezquitas se funda el derecho civilizatorio a hallarse, no a eliminar.
Competir, acerca, de los derechos primigenios en, cualquier sentido, es torpe.
El conflicto árabe-israelí, es la negación, simbólica, del proceso civilizatorio, Dios no mandata esa estupidez.
En este caso, no hay complejo de Sansón que valga, todos perdemos.
¿Hacia dónde vamos?
Más allá, de calentamientos globales, nos dirigimos, por inacción colectiva, a la derrota.
Quizá, sólo nos queda recrearnos en el soneto perfecto: “En cierta calle hay cierta firme puerta/ con su timbre y su número preciso y un sabor a perdido paraíso (…)”
Ojalá, estemos equivocados y le digamos a Rubén Darío: no hay tales motivos del lobo.