Horizonte de los eventos.
Preámbulo que explica la importancia y lo que pretendió tutelarse con la creación de los Consejeros Electorales y del Servicio Electoral de Carrera. Es preciso ir a nuestros antecedentes:
El legado de Cárdenas: Equilibrio para la permanencia, la CONSERVACIÓN DEL ESTADO REVOLUCIONARIO. El estadista edificó la máxima constitucional del llamado Sistema Político Mexicano (SPM), “nuestro Presidencialismo”, mitad discrecional, mitad obligatoria, que podría definirse: “Cada seis años, el presidente en turno, al elegir sucesor, inclinará a la opción revolucionaria que él mismo representa. Sin perjuicio de lo anterior, observará lo siguiente: si fuera de izquierda, irá a uno de derecha, del seno del Estado, nacionalista revolucionario; contrario a Díaz y a la reacción” -así lo estableció, ordenó y fue acatado, desde la expulsión de Calles y al designar su sucesor a Ávila Camacho: fue una norma positiva de la Constitución mexicana, en su parte no escrita, hasta la sucesión de 1970.
Luego, el PRI, al ser usurpado por la derecha no revolucionaria del Banco de México, de la Madrid no observó fatalmente dicha norma y fracturó así -letal e intencionalmente- el “equilibrio para la Permanencia” del Estado Revolucionario: dejó a Carlos Salinas de Gortari, su hijo político, proyanqui, antirrevolucionario, de la misma cuadra del Dr. Mancera Aguayo y muy probablemente, ambos, herederos del mismísimo fundador del Banco Central y del Partido re Acción Nacional (¡La Reacción! Y Díaz. Los “científicos”, etc.), don Manuel Gómez Morín.
Para siempre se desterró la lección del Tata, pilar del Viejo Sistema del Presidencialismo Mexicano, pues a Salinas siguió otro neoliberal, luego otro y otro, y otro … (proyanquis y antirrevolucionarios todos, por muy priistas que se presumieron siempre), hasta que la balanza no resistió y hoy tenemos a uno del otro extremo, extremo, y el resultado es de pronóstico reservado.
La enseñanza histórica es: Legitimación democrática, no legalización del gobierno, que fue la simulación del régimen priista, que poco a poco fue perdiendo su legitimidad e ingenuamente confundió con la “legalidad” de los triunfos electorales… Cada vez más parecido a la legalidad con que Huerta pretendió revestir su presidencia espuria.
Ese es el motivo que explica la creación de los Consejeros Ciudadanos -luego renombrados Electorales-, que no dependa del presidente y su estructura, la legitimidad del Estado Mexicano, sino de la participación de la ciudadanía, con capacidad decisoria.
Hay tres momentos que definen su verdadera significación: El primero, es precisamente cuando no existen y los motivos que explican su concepción, arriba mencionados. La circunstancia social que los propició (1988); El segundo momento es el de su creación legal, en el primer IFE, como Consejeros Ciudadanos; Finalmente, el tercer momento, el actual, comienza cuando es reformado su nombre para llamarlos Consejeros Electorales.
Sentar que todo el estudio comparativo para la elaboración de la legislación previa, del CFE, de 1986, no fue suficiente para su concepción. Eso fue el diseño. La experiencia y el ingrediente cromosomático, que fueron las elecciones de 1988.
A partir de ahí, la viabilidad, que precisa y emana del sentido democrático del Constituyente Permanente y los bienes del electorado tutelados, para el fin último del Derecho Electoral, que es garantizar que la participación ciudadana, constituya el verdadero ejercicio democrático de la soberanía nacional, y con ello, legitimar al Estado.
La fuente de creación de los Consejeros Ciudadanos Electorales, hallazgo constitucional, fue el problema de diseño, en la integración de los organismos electorales, que vició la toma de decisiones: representación de Partidos, proporcional a la votación -parecía lo más justo- todos con derecho a voto, con la salvedad que repetía la integración de las tres instancias de conteo de votos, y consecuentemente, repetía la resolución.
La visión fue oxigenar de partidismo los órganos de dicho proceso, abrumadoramente mayoritario, con la presencia ciudadana: Allí los Consejeros Ciudadanos.
Aunque se bien, que el descompuesto ambiente político y las inercias mismas de nuestro régimen de partidos, hoy no tomarán en cuenta mi recordatorio del origen, lo publicaré, pues 34 años después pienso, cada vez con mayor convicción, que es necesario y que en el curso de la historia, será retomada mi acotación por ser el camino de la solución del abstencionismo, y ahora mismo, necesario para la credibilidad electoral y la legitimidad del Estado, de la que carece la propuesta actual de Morena, que pretende aun, legalizar.
El presidente de la República pretendió una serie de reformas en materia electoral, que desde su mero anuncio, causó encendida polémica, pues propone sea modificado el sistema de selección los Consejeros Electorales, vía electoral, particularmente.
Una visión grupal de todas ellas y de las razones que esgrime para ello, ha hecho coincidir a los analistas, siguiendo a Pepe Woldenberg, que el presidente lo que busca con estas medidas, es debilitar al órgano electoral, reduciendo su presupuesto hasta hacerlo ineficiente y así, permear y mermar su imagen ante la ciudadanía, hasta desacreditar su reconocido estatus de árbitro electoral, de los Partidos Políticos y someterlo a la autoridad presidencial.
Habla de la desaparición del INE, como de todo órgano de control o “contrapeso” del Poder Ejecutivo. Pero debe tenerse en cuenta lo siguiente:
Para la promulgación del COFIPE, que no derogó las instituciones jurídicas aportadas por el CFE, hubo de reflexionarse para diseñar y dotar de nuevas herramientas e instrumentos de credibilidad, las contiendas electorales. Es allí, en la falta de credibilidad y legitimidad de los procesos electorales, donde se encuentra la motivación para la creación de los Consejeros Ciudadanos y del Servicio Electoral de Carrera.
El hallazgo de los Consejeros Ciudadanos, partió de la experiencia estrictamente mexicana de la elección de 1988 y de LA FALTA DE CREDIBILIDAD en ella, a la vez que tampoco varió la participación de electoral ni el abstencionismo.
Destaca de las propuestas de la Presidencia, que ninguna ofrece instituciones para sustituir a los Consejeros ni cómo dotar su esquema, de legitimidad al régimen de gobierno. Lo que nos condena a volver al principio de 1988.
Así, para los analistas de la materia, el proceso federal electoral 1987-1988, fue un laboratorio natural que permitió identificar por los hechos, los bienes jurídicos que la codificación pretendió tutelar, en qué medida lo hizo y entonces sí, identificar los artículos que habrían de revisarse. O, como en el caso de los Consejeros Ciudadanos y el Servicio Electoral de Carrera, crearse y promulgarse ¿Por qué?
Todo ello, en el marco de la reforma legislativa al CFE, del que nació el COFIPE. En síntesis ¿cuál fue la motivación fundamental que llevó a la creación de los Consejeros Ciudadanos para integrar los organismos electorales, sino oxigenar al régimen de PP, no repetir la integración de las instancias, integrar una presencia ciudadana, no partidista y hacer creíbles los resultados electorales?
Ahora ya, los analistas políticos han concluido que la intención del presidente, en su reforma y cuya propuesta consiste en que estos sean electos en voto universal y directo por la ciudadanía, pues “ya basta de los acuerdos cupulares”, o sea, de los PP en la Cámara de Diputados. A lo que Pepe Woldenberg comentó que “no había nunca escuchado tal cosa, pues entonces los candidatos a Consejeros, tendrán qué hacer campaña y como nadie, más que los PP tienen la estructura y capacidad para ello, serán los PP ricos los que tengan a más Consejeros Electorales en los organismos electorales”. Lo que vicia de partidismo, nuevamente al proceso.
Simultáneamente quiere reducir el presupuesto al INE, reducir el financiamiento a los PP y reducir o desaparecer a los Diputados de Representación Proporcional “para ahorrar dinero”, pero aumenta en 60 las candidaturas electorales nacionales, es decir, el gasto en la materia, que hasta ahora es de 6 candidatos presidenciales, cada seis años, a 60, cada tantos años, según el período que la reforma determine que durarán en sus cargos los “nuevos” Consejeros. Parece un contrasentido.
Pues también se ha señalado que, de esa manera, combinando las tres iniciativas de reforma en comento -son siete más-, Morena es el Partido rico, el que ganaría más Consejeros, aunado a que no habría Diputados Plurinominales. Si las elecciones fueran en estos momentos y fueran vigentes sus propuestas, la inmensa mayoría de los Diputados serían suyos, con mayoría absoluta para realizar reformas constitucionales: tendría la Cámara de Diputados y el triunfo respaldado por el árbitro electoral -como hasta 1988.
Devolvernos en términos electorales de representación nacional a 1962, antes de que existieran los Diputados de Partido (que no de Representación Proporcional) y a 1988, cuando el órgano electoral era presidido por el Secretario de Gobernación y las funciones electorales las ejercía el gobierno en turno.